(Texto: Federico Soubrier García) Cuando ves que la corriente arrastra un pez podrido piensas que el putrefacto es el pez, pero cuando observas miles de peces muertos flotando y diseminados por su cauce, no lo dudes, el contaminado es el río.
En unos momentos en que la corrupción desbordaba la política de este país y los ciudadanos no dábamos crédito a semejante acumulación de inmundicia, todos los partidos políticos se hacían eco de que no nos podían seguir gobernando quienes estaban inmersos en una maraña judicial, casi imposible de desenredar.
Resultaba irrisorio y vergonzante escuchar las declaraciones del Presidente del Gobierno y de aquellos de su camarilla que se atrevían a decir “que gracias a ellos se levantaban los casos de corrupción”, aquellos mismos, que día a día ponen en entredicho la honestidad de su gobierno.
Sale a la luz que un personaje como Esperanza Aguirre, que por activa y por pasiva afirmaba no tener ni idea de lo que sucedía en sus narices, era conocedora de los desaguisados desde hace años. Casualmente, dimite esta semana.
Algo que sucede en contadas ocasiones en el mundo, ahora ocurre aquí, el Presidente del Gobierno es citado por la Audiencia Nacional como testigo en el juicio Gürtel.
Conversaciones grabadas que nos relatan los manejos de altos cargos de PP sobre cómo quitar y poner jueces o fiscales, dando nombre y apellidos, nos estremecen, haciéndonos dudar de la legitimidad de lo que tenemos.
El tocado equipo de podemos, después de una refriega interna, asesta una puñalada trapera a todos los partidos políticos presentando una moción de censura que permitiría un enjuague y posterior lavado del ejecutivo nacional, vamos, lo que cacarean a diario sus portavoces en las arengas públicas, pero todos, sin excepción, le dan la espalda quedando de nuevo como mentirosos compulsivos.
Curiosamente, a los dos días salen adelante los Presupuestos Generales del Estado, no sé qué habrán pactado ni cómo se las habrán arreglado para convencer al PNV, dicen que apoyándolos en el futuro en sus cuentas públicas, poco me parece, pero el caso es que posibilitan la estabilidad del PP fortaleciéndolo.
Mientras, el PSOE se empeña en mantener a la derecha gobernando este país para darse tiempo en las batallas internas, intentando no perder el papel de oposición. Ciudadanos hace lo mismo en Murcia, después de que su presidente dimita presionado por los casos de corrupción. Entre todos nos tienen perturbados, asqueados y aburridos, a la sazón unos ingredientes que mal condimentados suelen generar golpes de estado en las repúblicas bananeras. Aquí, afortunadamente, nos limitamos a ponerlos como los trapos a nivel tertuliano y eso, al parecer, psicológicamente ayuda tras los jarros de agua fría de cada telediario.