La tecnología, la ciencia y la innovación, son las grandes protagonistas del siglo XXI. Van marcando nuestras vidas y nos muestran nuevos modos de entender el mundo, haciéndolo más cómodo, más fácil o, al menos, ese es el objetivo.
Los nuevos trabajos, estos que han nacido de la mano de la tecnología, son más sedentarios y requieren de menos esfuerzo físico, pero esto no siempre quiere decir que cuiden mejor de nuestro cuerpo, sino todo lo contario.
Por un lado, el sedentarismo es la gran pandemia que sufre occidente, pues la falta de actividad física está mermando la calidad de nuestra vida y estado de salud, en general, a pasos agigantados.
Por otro lado, largas jornadas laborales delante de una pantalla, daña considerablemente nuestra vista y el adoptar posturas indeseadas, donde se fuerzan músculos, tendones y articulaciones, nos producen dolor que, a veces, se convierten en crónicos.
Pero la tecnología se reinventa así misma y, si bien es cierto que surgen inconvenientes, por ella misma los va solventando con nuevos avances, con ese afán de superación y ganas de comerse el mundo que le caracterizan.
Así, para los problemas de visión, ha creado pantallas que no dañan la vista y para las posturas forzadas, nuevos periféricos que nos permiten adoptar posturas más cómodas, más naturales.
Los ratones ergonómicos, ratones con cable o inalámbricos, es una buena muestra de lo que decimos, nacen para corregir la mala postura que adopta nuestra muñeca cuando utilizamos los tradicionales, cuyo uso prolongado nos acarrea grandes dolencias, como pueden ser el síndrome del túnel metacarpiano. Sin embargo, esta y otras enfermedades relacionadas con estas posturas forzadas pueden ser fácilmente evitadas con un buen ratón vertical, que ha sido especialmente diseñado para que nuestra mano, muñeca y articulaciones descansen.
Del mismo modo, la nueva moda de comprar teclados ergonómicos se debe a la comodidad que genera teclear en un teclado especialmente diseñado para hacerlo de forma fácil y segura para las articulaciones y músculos del brazo. Así, se evitan problemas relacionados con dolor, como venimos diciendo, y es que comprar teclado ergonomico, además de ser tendencia, es una sabia decisión.
Estos periféricos han nacido para cubrir necesidades que sus predecesores habían creado, pues la tecnología avanza y va corrigiéndose a ella misma constantemente, superándose con cada avance, con cada nuevo descubrimiento o reinvención, y es así como nace, con ese afán de superación, el internet de las cosas.
¿Qué es el internet de las cosas?
El Internet de las Cosas es un concepto que cada vez toma más relevancia y que se está implantando a gran escala.
Es un término del que escuchamos hablar constantemente. Internet de las cosas, Internet of Things o IoT, por sus siglas en ingles, es un concepto un poco abstracto para la mayoría de nosotros, pero que ha estado ganando bastante popularidad en los últimos tiempos. De hecho, ya podemos estudiar en la prestigiosa Universidad de Alcalá el master iot o master internet of things para labrarnos un futuro en esos tiempos que estar por venir, así que ya es hora de aclarar en qué consiste.
Su nombre ilustra de manera bastante acertada la idea que representa, cosas de la vida cotidiana que se conectan a Internet, pero en realidad se trata de algo un poco más complejo. Para ser capaces de entender de qué va, debemos también comprender que sus fundamentos no son en absoluto nuevos.
Desde hace unos 30 años, la tecnología ha estado trabajando en la idea de hacer un poco más interactivos todos los objetos de uso diario. Ideas como el hogar inteligente o la casa del mañana han ido evolucionando para entrar a formar parte del Internet de las cosas.
¿Te imaginas un frigorífico que te avise de la fecha de caducidad de los alimentos que están en su interior o que los inodoros analicen tu orina y te proporcionen la dieta alimentaria que más te conviene seguir? ¿Acaso no sería magnífico que el cepillo de dientes nos avisara de cualquier pequeña caries y nos recomendara ir al dentista?
Estas son solo algunas de las posibles, e infinitas, aplicaciones de lo que se conoce como el internet de las cosas. Un concepto que nació en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Se trata una revolución en las relaciones entre los objetos y las personas, incluso entre los objetos directamente, que se conectarán entre ellos y con la Red y ofrecerán datos en tiempo real.
Y es que el mundo avanza a paso ligero, o ¿acaso hace apenas unos años podíamos imaginarnos que conoceríamos a nuestro futuro marido o esposa a través de aplicaciones para encontrar pareja? Cosas que se han convertido en algo de lo más normal en nuestro días, como ligar mediante apps, era simplemente inimaginable hace apenas una década.
Cada día que pasa, avanzamos la línea de los límites de lo posible un poco más allá. La estrepitosa velocidad del cambio es impresionante y, además, se encuentra en continua aceleración. Tanto es así que a veces da miedo porque se nos escapan cosas a nuestro entendimiento. Estamos sufriendo una adaptación constante para no quedarnos rezagados que a veces resulta de lo más estresante y otras de los más excitante.
Los avances en los campos de la electrónica, astrofísica, bioingeniería, medicina… tienen un gran impacto en nuestras vidas. Algunos de estos cambios nos obligarán a una metamorfosis en nuestra mentalidad y en nuestra forma de actuar y relacionarnos. Todos nos vemos obligados a evolucionar siguiendo este ritmo: tanto los investigadores, como el resto de la sociedad. ¿Estamos preparados?