La segunda sesión del Congreso Internacional que está celebrándose en la Facultad de Derecho de la Universidad de Huelva se ha dedicado a analizar la visión de Europa y de los europeos en los territorios hispanos del Norte de África, América y la Península Ibérica, así como al tratamiento que se le ha otorgado a los extranjeros desde el siglo XVII hasta la actualidad.
En este marco, David González Cruz -catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Huelva- ha presentado una ponencia sobre las manifestaciones de la identidad europea en los acuerdos internacionales firmados por la Monarquía española con otros estados durante el siglo XVIII demostrando mediante la documentación histórica que la construcción de una Europa común difícilmente podía progresar sin la existencia de una confianza recíproca entre los nacionales de los diferentes países que la componían como consecuencia de haberse alternado de forma continuada las guerras con periodos de concordia, de manera que se fue generando desconfianza y recelos ante posibles alianzas de futuro entre los estados del viejo continente.
De igual modo, ha dejado constancia de que la historia de los desencuentros de siglos anteriores continúa teniendo un peso específico significativo en la configuración de la pertenencia a una misma comunidad, por lo que -según sus palabras- “posiblemente no se logrará una unidad plena hasta que los habitantes de todos los estados que componen Europa dejen de considerarse extranjeros entre sí”.
El profesor Ciaran O’Scea -de University College Dublin, Irlanda- ha profundizado en los antecedentes de la concesión de la nacionalidad española a personas procedentes de otros países europeos, remontándose así a los reinados de Felipe III y Felipe IV; de esta forma, ha documentado que los principales beneficiarios fueron los originarios de Flandes, Francia, Portugal y de los estados italianos y, en menor medida, los de Aragón y los irlandeses. En concreto, muchos de ellos estaban integrados en actividades comerciales, en la Administración Real, en el estamento eclesiástico o, en su caso, realizaban otras funciones profesionales.
Por su parte, Carlos Rontomé -sociólogo y profesor de la Universidad de Granada- se ha ocupado de investigar la constitución de una identidad europea (portuguesa primero y española después) en Ceuta como resultado del contraste con la identidad islámica; a este respecto, aprecia que la religión católica se ha convertido en el Norte de África en un marcador étnico privilegiado que se ha reforzado especialmente en el periodo de dominio español con el casticismo tradicional en un espacio proclive a generar actitudes propias de religión de frontera.
María Eugenia Petit-Breuilh Sepúlveda -profesora de Historia de América de la Universidad de Sevilla- ha presentado la visión que se tenía sobre los europeos en los territorios fronterizos y periféricos de la Monarquía hispánica en América, donde se dio la convivencia de diferentes comunidades extranjeras de orígenes geográficos diversos y los propios americanos, ya fueran estos de procedencia española (criollos), indígenas de varias etnias o mestizos; en este sentido, ha tomado como modelo concreto el ámbito geográfico de la Patagonia, precisamente una región que cobró importancia estratégica en el último tercio del siglo XVIII especialmente por razones geopolíticas tras la presencia británica en el sur del virreinato del Río de la Plata. Por último, Davide Maffi -profesor de la Universitá degli Studi di Pavia, Italia- ha analizado la integración de los italianos en el ejército español de los borbones por el hecho de haber sido la comunidad militar extranjera más numerosa.
En conjunto, las ponencias que se han ido exponiendo han abordado el impacto de las migraciones en las sociedades hispanas, así como las raíces históricas que explican las relaciones políticas, sociales, económicas, religiosas y humanas que se han ido forjando a lo largo del tiempo entre las diferentes comunidades nacionales que han construido con sus errores o aciertos la Europa que hoy conocemos.