El Ayuntamiento de Huelva ha finalizado un ambicioso proyecto de modernización del alumbrado público en el Polígono San Sebastián. Una actuación con la que, según apunta el concejal de Infraestructuras y Servicios Públicos en el Ayuntamiento de Huelva, Luis Albillo, “hemos conseguido incrementar la iluminación y garantizar la seguridad de unas instalaciones que en algunos casos tenían más de 40 años de antigüedad, apostando por el rendimiento y la eficacia de los medios y adaptándonos  a los más exigentes estándares legales de ahorro energético”.

El proyecto ha consistido en la modernización del sistema eléctrico completo, incluyendo la sustitución de los 8 cuadros de mando que controlan todas las instalaciones, así como el cableado y las líneas para adaptarlas a la normativa actual y superar los requisitos que exige la inspección reglamentaria. De esta forma, además de una mejora en la calidad del servicio, se garantiza la seguridad de los vecinos, al actualizar unos equipos obsoletos.

En cuanto a las farolas, se han cambiado 137 luminarias debido a su antigüedad, la contaminación lumínica que provocaban o por estar descatalogadas o deterioradas. Además, en 113 apliques de los soportales se ha procedido al cambio de lámparas para sustituir las de vapor de mercurio y cristales cuarteados, por lámparas de vapor de sodio 70W y policarbonato. Finalmente, en el resto, se ha aplicado el programa de mantenimiento programado que supone el cambio de lámpara y la profunda limpieza del reflector, óptica y columna, abordando un total de 207 luminarias.

A partir de ahora, todas las farolas del Polígono San Sebastián tienen las mismas lámparas, homogeneizando una iluminación, que se verá reforzada.

Las obras han incluido trabajos de obra civil para la reubicación de farolas, especialmente en plazas y espacios públicos, siempre con el objetivo de mejorar la eficiencia en la iluminación.

Con el fomento de la eficiencia energética, además de mejorar la iluminación, el Ayuntamiento pretende conseguir beneficios medioambientales, como la disminución de las emisiones y la huella de carbono, pero también de gestión, para corregir fallos, prevenir averías y problemas.

A estas mejoras se suman los incentivos económicos, entre los que destacan el ahorro en la factura eléctrica, la reducción de costes y la rápida amortización de las inversiones. En este sentido y dado el peso específico que supone el gasto energético derivado del alumbrado público en las ciudades, toda eficiencia energética tiene un impacto muy significativo sobre los consumos, las emisiones y los presupuestos.