(Texto: Paco Velasco) Durante cuarenta años fui funcionario de carrera. Jamás ocupé un puesto de libre designación. Si alguna vez se me propuso, repudié la propuesta.
Cierto funcionario de la Consejería de Educación, cuyo nombre omito por respeto, ha publicado un libelo que me deja de piedra. Próximo a cumplir setenta años y todavía me sorprendo con determinados mensajes. El susodicho, profesor de instituto, metido a técnico de no sé qué, consigue alterar mi bien ganada paz de viejo docente jubilado.
Les explico mi alteración no exenta de cabreo por el cinismo que derrama. La Delegación de Huelva ha sido un foco de enchufados del partido socialista. Desde los tiempos de Rafael Escuredo a los de Susana Díaz, sin solución de continuidad. Un escándalo, oigan. Los nombramientos a dedo han sido tantos y tan vergonzantes que el delito de los ERE se identifica con la colocación fraudulenta del marchamo de jamón de Jabugo a lo que es una pata de cerdo vietnamita. Y se han quedado tan anchos.
No conozco al señor funcionario que se queja por su destitución. De nada. Y si lo he visto, no me acuerdo. Ni de su nombre ni de su cara. Pero cara tiene el señor para repartir pesetas de las de Franco. Si el señor A.H. añora sus tareas docentes, ¿cómo es posible que desertara de las mismas durante tantos años? ¿O cree que su labor administrativa es más importante que la de impartir clases de latín y de griego? ¿No será que se lamenta por la pérdida del chollo?
Y por último, dos apreciaciones. La primera: cómo que sigue afiliado al partido pese a su destitución? Pero bueno. El hombre se retrata. Desde cuándo la ideología se borra con una carta de despido coyuntural. Parece un mercenario que se apunta al carro del mejor pagador. La segunda: ¿acaso nos quiere hacer creer que su desbancamiento se debe a su afinidad pedrista? En cuyo caso, ¿tan sucios y perversos son los susanistas y caraballistas que no respetan la discrepancias internas? ¿O se confunde, en el colmo de la desfachatez, al partido con la institución?
De verdad, hay gente que milita en Podemos porque no tuvieron sitio en el PSOE. De miseria. Y, por si fuera poco, el llanto se difunde en una carta al director. Los hay con jeta.