(Texto: Paco Velasco) La política siempre navegó por un océano de trileros, tahúres, golfos y otros sujetos de mal vivir. Cierto que también ha habido, y hay, gente honrada a carta cabal. En general, estos últimos no llegan a despedir luz propia. Su brillo es ensombrecido por las estrellitas fugacísimas que pululan a su alrededor. Así ha sido y no percibo obertura alguna de cambio. Todo lo contrario.
El señor Trapero, jefe de los Mossos, está en candelero. No advierto gran mérito en su papel policial ni antes, en ni después del atentado de Barcelona. Especialmente si nos atenemos a los «errores» de bulto (ausencia de bolardos, voluntad de aislar a policía nacional y a guardia civil, etc.) cometidos. Del mismo modo que resulta sospechoso su rol de escolta del consejero Forn, el de las víctimas catalanas y españolas, en sus declaraciones públicas. Es más: considero que trata de interpretar a Clint Eastwood en Harry el Fuerte y acaso no sea sino Matt Damon o Jack Nicholson en “Infiltrados”, de Scorsese. Sea como fuere, es dueño de una estudiada ambigüedad, posible fruto de su ascendencia castellana y de su catalana fuente de ingresos e influencias.
Lo que no consta es que el hombre se confiese español. Ni en público ni en privado. Y claro, teniendo en mente la manifiesta alianza en la extrema radicalidad de cuperos, podemitas, comunistas republicanos y convergentes fascistoides, uno presagia inminentes tiempos de dolor en España. El 1 de octubre del año en curso puede ser un hito en nuestra historia.
Don Josep Lluís Trapero tiene mucho que decir en este anaquel de ilegalidades que sufrimos y que vamos a padecer. Habrá que ver si el Mosso actúa conforme a la legalidad de España –vigente- o la ilegalidad –manifiesta- de los sicarios independentistas. Y es que eso de aceptar la invitación de Pilar Rahola a un almuerzo en su casa huele tan mal que qué puedo hacer sino desconfiar de Damon y de Nicholson. Estaremos pendientes del nacimiento/muerte de una estrella o de la aparición de un cometa. O como decimos en Huelva, de una simple pandorga cuyos hilos se manejan desde lo alto/bajo.