(Texto: Paco Velasco) La gravedad de la situación en Cataluña deja en mantillas la necesidad de acudir al art. 155 de la Constitución. Las aguas bravas se salen de cauce.
A partir de ya, cuando son las 15 horas del día 1 de octubre y antes de la celebración del partido de fútbol entre Barcelona y Las Palmas, es necesario acudir al art. 62 C.E. en correspondencia con el 115.
Rajoy no tiene enfrente a los golpistas catalanes. Sus enemigos son más poderosos. Son los popes de la política más “blandimblú” de España. A su cabeza, los “iceta” del Psoe, azuzados por los demagogos de Podemos y vitoreados por los proetarras de otras regiones de nuestro Estado.
Mariano está más solo que la una. Lo malo no es eso. Lo malo es el descrédito de su Gobierno y de los poderes legislativo y judicial. No hay más que ver el trato dispensado a la Guardia Civil y a la Policía Nacional y la desobediencia a las normas y a los tribunales. Todo ello con el apoyo redundante de la caja de resonancia especial de la prensa sectaria que preside Roures y manipulan Ferreras and wife.
Solos. El Rey, que se limite a lo que le marca la Carta Magna pisoteada. Consejo de Ministros urgente, por más que no sea vinculante, y hala, convocatoria de elecciones. Eso, antes de que en el delirio tremendista que aprovechan los gusanos del estercolero, los adalides de la escoria se pongan de acuerdo para una nueva moción de censura que se cargue a Mariano y entronice a Iglesias.
Rajoy está legitimado para ello. Disuelve las dos cámaras por Decreto y, 54 días después, nuevas elecciones que den la voz y el voto al pueblo español. A todo el pueblo español. La disolución en el BOE, adiós al actual mandato parlamentario. Diputados y senadores, a sus casas y los asuntos en trámite a esperar. Mientras tanto, la Diputación Permanente aguantando la presión.
Esto no puede seguir así. Con lo que nos costó reconciliar a los españoles en 1978 para que unos desalmados vengan a romper de nuevo lo que ya destrozó la guerra civil y se recompuso a fuerza democrática de construir paz y progreso.
Habla, pueblo español, habla.
