(Texto: Paco Morán) Vamos a por el último partido del tercer cuarto de la liga. Entraremos de manera irremediable en el último cuarto, el domingo cuando venga el Melilla al Colombino. Quedarían tan solo diez partidos para el punto y final a la nefasta temporada. Y los paralelismos no pueden ser más idénticos respecto a la pasada: este equipo ‘rico’ tiene sólo un gol más a favor que el equipo pobre de los Miguelito, José Alonso, Antonio Domínguez, Bonaque, Iván Robles, Waldo, Manu Torres, Zambrano… En definitiva, los mileuristas de Huelva habían hecho lo mismo que los jugadores ‘ricos’ de esta temporada.
Y resulta que este año el equipo lo ha hecho un ‘entendido’ en fútbol a base de talonario, y el pasado año habían hecho el equipo ‘los pobrecitos’ de Huelva que tenían que ir al mercado en precario y sin dinero. Algo no cuadra en esta ecuación.
Espero que el año que viene, el otro, el otro y así hasta 2027, la secretaria técnica de Juanma López esté más acertada.
Y sobre todo, dado que los onubenses hemos pagado las copas, que al menos diga algún día en rueda de prensa el sabor que tienen esas copas.
Quiero decir huyendo de la metáfora, que luego de haber sacado del bolsillo de los onubenses casi nueve millones de euros, creo que merecerían conocer el proyecto de futuro del Decano en manos del gestor económico, deportivo y social. ¿En qué consiste esa barra libre? Habría que ir al contrato oculto para saberlo.
Digamos que lo de esta temporada ha sido una mala tarde y que la que viene todo será más transparente, desde dar a conocer las condiciones del contrato que todos quiere conocer y nadie de los implicados quiere mostrar, hasta ver al menos la cara de los gestores del Recre y oír sus palabras.
Dos meses y medio para que acabe el campeonato y once partidos en los que el Recre necesita al menos ganar cinco para salvar la categoría.
Todo pasa por ganar a El Ejido y esto ya lo deben hacer los jugadores. Ya no hay excusas de entrenador o falta de cobro, que si bien no están al día (se le deben dos meses), comparado con el año anterior, no hay debate.
Y son los propios jugadores los que dicen que son los culpables de estar en la posición clasificatoria cercana a las arenas movedizas. Tres entrenadores son muchos para una temporada aciaga. Ya todos miran al césped.