(Texto: Federico Soubrier) No cabe duda que esta huelga ha marcado un hito que define un antes y un después, sobre todo porque ha demostrado una gran capacidad de convocatoria, muy a tener en cuenta en ocasiones venideras.
Para nada se puede comparar con otro tipo de manifestaciones, que también merecen mi respeto. Pero cuando millones de personas, en muchos casos en estado precario, ponen su dinero sobre la mesa, cobrando menos, y apostando por un futuro más digno y equitativo, hay que tomarlas en serio.
Por supuesto en mi caso la secundé, cuestión que no tiene ningún mérito si has sido gestado por una mujer, has tenido pareja, amigas, hijas o viviste aquellos tiempos en los que los maridos tenían que autorizarlas incluso para trabajar, o bien, no entiendes que dos personas realizando el mismo trabajo cobren diferente si las vistieron de rosa o celeste al nacer.
EL gran problema de nuestro país es que viene siendo gobernado por equipos bastante retrógrados con tintes de mentalidad empresarial y machista. Rajoy que en sus primeras declaraciones no se identificaba con las peticiones feministas, mal acompañado por su ministra de agricultura que pide huelga a la japonesa, al final quedó con el culo al aire y tuvo que rectificar.
El mismo día ocho, el gobierno francés da a conocer la toma de medidas para sancionar a las empresas que mantengan la brecha salarial. Sin necesidad de huelgas en el territorio galo ¡Qué fácil resultaría todo si se tuvieran ganas!
Esperemos que los cambios culturales desde las familias y los centros de docencia puedan terminar con la lacra que venimos soportando y que haya nacido ya la que posiblemente pueda llegar a ser presidenta de un gobierno con mente acorde a los tiempos que corren, capaz de solucionar los problemas que dificultan el devenir de nuestras vidas, tanto a nivel personal como social.
Todo un éxito vuestra huelga, felicidades a todas. Un gran paso hacia la igualdad.