(Texto: Federico Soubrier) Ahora, por esas razones que seguro facilitan los años, me encuentro en dique seco, como esas pateras a la espera de un calafateado o el cambio de alguna cuaderna. El menisco y sus ligamentos es lo que tienen, te postran y te dejan en estado semivegetativo, receptivo de todas las noticias que las múltiples cascadas de los medios no paran de manar.
Realmente me he sentido mal con la serie de sucesos políticos y públicos acontecidos las últimas semanas y el tratamiento de estúpidos que hemos tenido como respuestas por parte de sus afectados.
El tema “Master Cifuentes” manda huevos a la altura que deja a la señora, al partido y sobre todo a una universidad pública financiada por los tontos que escuchamos y movida a modo de guiñol con el ahora sí, ahora no, por fuerzas de poder que quizá se nos escapen de las manos.
Entiendo perfectamente cómo se siente el alumnado, cuando con una ráfaga de viento los títulos españoles se han devaluado como la bolsa del lunes negro. Es más, al igual que nunca sabremos a qué nivel ha podido llegar la corrupción, tampoco lo haremos sobre quién se ha currado su currículum o quién lo ha conseguido de manera poco lícita.
También me gustaría saber qué director ha orquestado la música del tema de la Casa Real, reina y suegra emérita, menudo numerito, y el parche de nuevo articulado para acallar a los tontos, sí, pero no tanto, de pena, no nos merecemos este trato, estamos despiertos, dónde quedan el protocolo, la pompa y el boato que subvencionamos entre todos.
¿Qué pasa con Siria y las armas químicas? Fuimos a buscarlas donde no las había, pagándolo con sangre y ahora, no nos interesa que la población civil, sobre todo los niños, mueran. Qué poca vergüenza. Ya se encargará Trump de capitalizar su máquina de guerra.
La judicatura alemana se mofa de la euroorden española dejando al descubierto el poco prestigio que tenemos a nivel europeo, firmado por una interminable lista de casos de corrupción, entre los que se ha llevado al mismísimo presidente como testigo, cuestión antes nunca vista en el viejo mundo, lleva camino de parecerse más a Brasil que a ningún otro sitio.
El Comité de Derechos de Naciones Unidas insta a España a que Jordi Sánchez sí puede ser proclamado presidente de la Generalitat. Escocia deja libre a un conseller, Bélgica a dos, Suiza niega extradiciones. Nos tratan como si fuésemos una república bananera, tal vez llevamos camino de serlo, las cosas aquí no se hacen bien; demostramos que somos tontos cada cuatro años, y lo reconozco, pero no tanto para como nos están tratando, y me refiero a los de aquí, a los implicados políticos, públicos y a todos los que los rodean, amparan y defienden, anteponiendo la necesidad de poder a lo que ellos piensan que representa una chusma.
La primera vez me hizo gracia eso de “dimitir no es un nombre ruso”, lo cierto es que ya empieza a aburrirme. Todos y cada uno viven como reyes y seguirán haciéndolo si no le ponemos remedio.