El Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva ha remitido una convocatoria a todos los entes de representación colectiva de la sociedad onubense, instituciones, Universidad, asociaciones, grupos sociales y profesionales, así como a entes económicos y partidos políticos a conformar foros de trabajo donde se establezcan las bases de la planificación del futuro desarrollo de nuestro territorio.
(Texto: Carlos Rodríguez Suárez. Decano COAH) Nuestra tierra se encuentra en un momento complicado, resultado del gran golpe económico que queda tras la crisis financiera que ha vivido todo nuestro país, y que en nuestra provincia se agrava con las más altas tasas de paro de Andalucía, la menor renta per cápita, y un inevitable descenso de población residente estable.
Ante un POTA (Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía) que con sus planes subregionales han delimitado la mayor reserva de suelo protegido de Andalucía, y que probablemente ha convertido a Huelva como una de las provincias con mayor porcentaje de afecciones medioambientales de España, las bonanzas paisajísticas de nuestro territorio se traducen en grandes limitaciones para los usos e incluso para la convivencia con las actividades tradicionales del ser humano. Ese mismo Plan obvia las conexiones de infraestructuras que necesitamos para articular nuestro territorio de forma adecuada, y que por todo ello precisa una reforma que dé como resultado una ordenación sostenible con la vertebración territorial posibilista para el desarrollo de Huelva.
La consolidación de los sectores productivos primarios y terciarios, su desarrollo y crecimiento, en base a la compatibilidad medioambiental de los mismos, tiene que ser correspondida con seguridad jurídica. Nadie invierte sin esta premisa. Nuestra legislación autonómica del suelo sólo deja abierto el camino de las concesiones administrativas vía Declaraciones de Utilidad Pública a la implantación de actividades de transformación de frutas, verduras y carnes en el suelo rústico, que es donde se producen. Un aprovechamiento que queda condicionado a autorizaciones temporales de la Administración y que puede llegar a gravarse económicamente con el doble de carga que el mismo uso en suelo industrial.
La seguridad jurídica también falta en algunas ocasiones para las actividades industriales sujetas a tantas tensiones.
Ello se refleja en el debate estéril sobre la procedencia de convivir con la industria, que debería de ser permutado por el apoyo sin fisuras a las mismas, con la condición de que éstas se sujeten de manera inexcusable al cumplimiento de la normativa medioambiental, urbanística, y sectorial vigente y la inversión en implantación social. Aquello que produce y genera riqueza debemos fomentarlo, y aquello que supone un riesgo manifiesto para nuestro medio ambiente y nuestra salud hemos de prohibirlo y si existe, erradicarlo. Es necesario el apoyo de la industria para eliminar los riesgos que las balsas de fosfoyeso y los vertidos de cenizas de fundición sobre ellas suponen para la salud de nuestro entorno inmediato. En esa tarea es fundamental su adhesión, como lo es la inversión en investigación para la búsqueda de la solución más fácil de intuir, que no es otra que la posibilidad de darles como producto una rentabilidad económica.
Como primer paso para buscar soluciones hemos de afrontar el problema, y ello precisa que se incluya este área en los mapas de riesgo de Andalucía, a fin de que se tenga en cuenta en la elaboración de los futuros planes de protección, de infraestructuras, de desarrollo…
La minería, la agricultura, la industria, la pesca se aglutinan alrededor de un puerto, que es la más rentable empresa provincial. Puerto, cuyo crecimiento es indicador de la buena salud los flujos económicos de las actividades en las que se basa su tráfico. La ampliación de dichos usos, como los propios de transporte de mercancías, y pasajeros, requieren un crecimiento de áreas de logística e infraestructuras ligadas que necesitan una planificación a medio-largo plazo.
Es hora pues, de planificar las reservas de suelo destinados a la producción, comercialización y distribución de los productos transformados, de reservar suelo a la logística y el transporte, de disponer la forma de dotarlos y gestionarlos.
“Huelva está por descubrir”, lema de campañas turísticas que no deja de ser una verdad forzada. Para disfrutarla se precisa llegar a un territorio que hoy tiene perfil de término, en lugar de punto de encuentro trasfronterizo.
Paradójicamente, las potencialidades que nuestros paisajes ofrecen para el turismo, entran en colisión con la regulación estricta de usos sobre los espacios singulares.
No es posible pensar que ante la falta de facilidades en el trasporte y sin reserva de suelos cualificados para albergar establecimientos turísticos de alta calidad, ni previsión de que los vaya a haber en un futuro, por las limitaciones impuestas por la planificación territorial, se produzca algún tipo de desarrollo turístico que genere riqueza en nuestra provincia.
Precisamos articulación territorial norte-Sur, mediante vía rápida, este-oeste salvando la enorme distancia que nos separa de Cádiz. Precisamos aeropuerto, o en su defecto conexiones de 45 min., mediante lanzaderas rápidas a los de Sevilla y Faro, para acercar a los turistas. Pero también necesitamos suelo hotelero cualificado en posiciones estratégicas con alto valor paisajístico, con capacidad de atraer las inversiones turísticas que se hacen en el vecino Algarve. La transformación del modelo de turismo demandará la modificación de nuestros Planes Generales, y subregionales e incluso el POTA, la delimitación de Áreas de Oportunidad en el planeamiento, donde se flexibilicen las estrictas reglas del urbanismo, y donde se reduzcan considerablemente los plazos de las tramitaciones, para conciliar el cumplimiento de la legalidad con las demandas derivadas de la inversión. La dotación de infraestructuras también requiere planificación, a fin de conseguir sus capítulos en los distintos Presupuestos Generales de las Administraciones Públicas competentes. Dependemos de las infraestructuras, como dependemos de la organización territorial ordenada y de las previsiones de financiación para su correcta gestión.
Nada de ello es posible sin la necesaria coordinación de tantas Administraciones de diferentes signos, y para ello es imprescindible el impulso político para hacerlo realidad.
El camino de aquello que queremos ser como provincia dentro de 20 años se empieza a decidir hoy. Si no lo planificamos, no nos queda más que ver cómo se va el tren del futuro. Hoy nos ponemos a disposición de la sociedad de Huelva para colaborar en esta meta.