(Texto: Federico Soubrier) En este caso, la cuestión no es rememorar el popular grupo de pop rock español que triunfó en los años ochenta, cuyas canciones todos llegamos a tararear en su día. La idea es reflexionar un poco sobre el concepto social de los secretos.
No entraremos en los secretos profesionales, aquellos que, por ejemplo los médicos y abogados, deben guardar aunque te estés muriendo o seas un asesino confeso.
Pienso que una cuestión privada, íntima o de aquella que te enteras por casualidad solo pasan a ser secreto en el momento que lo compartes con el compromiso tácito de que tu confidente no lo va a propagar, antes de eso solo son conocimientos privilegiados.
Recuerdo aquella lejana adolescencia en la que si compartías con tu amigo o amiga más allegados que te gustaba cierta chica era la forma más eficiente de que ella y toda la pandilla se enteraran al momento. Terminaban siendo secretos a voces para tu vergüenza o triunfo.
Alguna extraña razón psicológica hace que sintamos la necesidad de contar cosas interesantes que nadie debería saber, transformando el acto en una cuestión sociológica. A muchas personas les queman por dentro y hasta que no las comparten no descansan.
Son muchos los presos que cuentan otros crímenes a sus compañeros de celda y, a veces con desatino, les delatan donde han escondido algún botín. El sentimiento de culpabilidad queda curado temporalmente de alguna manera y se produce una leve paz interior. De esto han dado buena cuenta las religiones, perdonando los secretos confesables a cambio de algunas oraciones, unas limosnas en el cepillo y una afiliación duradera. Aquí, los tocamientos impuros también pasaban a ser irrisorios secretos profesionales y una información vital para el clero.
Todos, en principio, sabemos guardar un secreto, hasta que se nos olvida que lo era o las conversaciones calientan el ambiente y en eso bien pueden influir las bebidas, de ahí el refrán de la verdad de los niños y los borrachos.
Nadie guarda en secreto su voto, normalmente se lo cuentas a alguien buscando compresión o admiración, aunque esta teoría no me llega a explicar las últimas mayorías absolutas.
Todas las parejas tienen secretos compartidos de muchas índoles que de alguna manera aumentan su complicidad, aunque con las separaciones puedan convertirse en peligrosas cajas de pandora.
Jamás no enteraremos de los secretos de estado, ni de los de la Casa Real, bueno, tal vez, los norteamericanos están desclasificando informaciones sobre los ovnis, nunca se sabe…
Los secretos siempre han inspirado las pantallas, El secreto de Puente Viejo, El secreto de sus ojos, El secreto de Marrowbone, El secreto de Malcom, La flor de mi secreto y de ahí hasta el infinito.
Y mi secreto era que escribo para reflexionar de paso, pues ya ha dejado de serlo.