(Texto: Asaja-Huelva) Durante el pasado verano, dos graves incendios afectaron a la provincia de Huelva, con el desolador balance de más de 9.000 hectáreas calcinadas en el entorno de Doñana y cerca de 5.000 en el acontecido en septiembre en la Granada de Riotinto, menos mediático, pero más grave desde un punto de vista de las especies perdidas, fundamentalmente encinas y alcornoques centenarios. En el caso del incendio de Doñana, la Junta de Andalucía desplegó una táctica propagandística para difundir las medidas de restauración del espacio afectado, -con una inversión de 1 millón de € del Gobierno central-, llegando incluso a confundir a la sociedad por medio de fotos de las briznas de hierba, que brotaron de forma natural tras las abundantes lluvias de la primavera, como si fueran muestras de las medidas de la recuperación del terreno. En el extremo contrario se encuentran los afectados de la Sierra, que aún siguen esperando, aunque sea, una visita de cortesía.
Sin embargo, dejando a un lado estas actuaciones, nada se sabe de las medidas preventivas generales que se pidieron desde Asaja y que la Consejería de Medio Ambiente debería licitar e impulsar, medidas que podrían haber contribuido a evitar que estas situaciones se repitieran en tal grado.
Es evidente que los trabajos preventivos encargados al Infoca son claramente insuficientes, lo cual no es achacable a esta entidad, porque los cortafuegos deben licitarse y si no existe licitación en tiempo y forma, no existen cortafuegos en montes públicos, algo que cualquier ciudadano puede perfectamente comprobar a simple vista. En cualquier caso, los trabajos correspondientes a las licitaciones publicadas este año no han podido ser completados, no se ha realizado el mantenimiento de los cortafuegos y la Consejería encomienda a Amaya las licitaciones, lo que supone un grave caso de competencia desleal para las empresas del sector.
Sí se han llevado a cabo Planes de Emergencia en la zona del entorno de Doñana, consistentes en actuaciones absolutamente simbólicas (corta de pinos quemados en carril bici, retirada de pasarelas quemadas, etc). Pero sin embargo no se ha llevado a cabo ningún Plan de Restauración. Los árboles calcinados siguen sin cortarse al no licitarse dicha tala, por tanto, no es posible acometer ningún Plan de Restauración, algo que conviene llevarlo a cabo de forma inmediata a un incendio forestal, con el fin de aprovechar algo fundamental en la naturaleza: el tiempo de recuperación medioambiental. La licitación para la corta de los pies quemados se ha resuelto con bastante precariedad y no se ha iniciado hasta hace unos días y la correspondiente al desemboque ha quedado desierta, con lo que han vuelto a sacarla hace pocas fechas con peores condiciones.
Almonaster la Real, Calañas y Nerva son algunos de los puntos en los que el fuego ha vuelto a hacer acto de presencia este verano. Por parte de la Consejería y del propio consejero a lo más que se llega es a alabar el trabajo del personal de extinción de incendios –algo a lo que por supuesto Asaja-Huelva se suma con toda su admiración y reconocimiento-, reseñar las desfavorables condiciones climáticas, -calor, algo muy común en verano-, y apuntar a que el fuego ha sido “provocado por la mano del hombre”, un recurso tan socorrido como habitual y burlón, ya que en la inmensa mayoría de este tipo de siniestros se producen como consecuencia de la negligencia humana o intencionalidad.
Pero ni un atisbo de autocrítica, ni una sola referencia a los inexistentes trabajos de prevención, limpieza y aprovechamiento forestal que deberían haberse licitado y que habrían reducido el volumen de combustible y el estado de abandono en los montes de titularidad pública, además de la generación de miles jornales en municipios desfavorecidos de la Sierra y el Andévalo. En este sentido, desde Asaja-Huelva como patronal del campo, propondrá a los sindicatos en las próximas semanas una reunión para valorar como afecta económica y socialmente esta desidia impuesta por la Consejería.
Mientras tanto, los titulares de montes privados asumen estas tareas con sus propios medios, a la espera de unas ayudas que llegan muy tarde, -seis años después de la última convocatoria-, y muy carentes de lógica, con unas condiciones de aplicación inasumibles. Recientemente se ha publicitado por parte de la Consejería la ampliación del plazo de presentación de estas ayudas hasta octubre, lo cual no deja de ser paradójico cuando el problema no es plazo, sino la propia orden en sí misma, absolutamente ineficaz y absurda.
Lo cierto es que el miedo padecido durante los largos días en los que miles de hectáreas de terreno se quemaban en Doñana y la Sierra de Huelva el pasado año se olvidó pronto, tanto como para conocer hace unos meses un recorte de más del 30% en efectivos de Medio Ambiente, así como las precarias condiciones que padecen los agentes del propio Infoca, que incluso en plena campaña de alto riesgo de incendios se están viendo obligados a encerrarse en los distintos Cedefos (Centros de Defensa Forestal) para poder ser escuchados. Y son las mismas voces las que llevan todo el año advirtiendo que las posibilidades de que se repita un gran desastre forestal en nuestra provincia son altísimas. Cabe recordar en este punto que el incendio más extenso producido en España fue el sufrido en el verano de 2004 en Rio Tinto, del cual aún hay muchas actuaciones de recuperación pendientes de realizar 14 años después. Toda una declaración de intenciones para con esta provincia.
Desde Asaja-Huelva esperamos una explicación por parte del consejero de Medio Ambiente, José Fiscal. La organización agraria quiere saber si la falta de acción y el nefasto diseño de las ayudas de Prevención de Incendios Forestales se debe al desconocimiento –en ese caso, Asaja reitera su disposición a colaborar para solventar esta carencia-, o a la imposibilidad de llevar a cabo un servicio público eficiente y adecuado por parte de los funcionarios, motivado por los intereses políticos que se marquen por encima del interés general. Si la razón fuera ésta última, desde Asaja pedimos a quien tenga autoridad y corresponda, que reflexione sobre la gestión del medio ambiente y que lo haga antes de que sigan desapareciendo miles de hectáreas públicas y privadas en Huelva y Andalucía, por el fuego y por la falta de responsabilidad.