La salida en procesión extraordinaria de la Virgen del Rocío ha sido realmente eso, extraordinaria. La Virgen se recogía al alba (a las 7.59 horas), cuando se había especulado con que saldría alba, y el salto a la reja se producía minutos antes de las doce de la noche, cuando no se había entrado aún en el día 8 de septiembre, fecha del centenario de la aprobación de la coronación de la Blanca Paloma, en 1918.
La aldea del Rocío vivía desde las 23,45 horas, momento en el que se ha producido el salto a la reja por los almonteños, la salida extraordinaria de la Reina de las Marismas, que salía de su ermita a las 23.52 horas. En esta ocasión se han batido todos los récords de horarios anteriores y no se ha esperado a que dieran las 24 horas para de esta manera iniciar la procesión en el día marcado por la efemerides que ha hecho posible esta salida extraordinaria: el centenario de la aprobación de la coronación de la Virgen del Rocío el 8 de septiembre de 1918.
El ansia de los almonteños y la ilusión por vivir un momento histórico ha hecho imposible prolongar más la espera y el salto tenía lugar minutos antes de las doce de la noche entre vivas a la Blanca Paloma y una enorme emoción. La salida por la aldea ha estado repleta de escenas inolvidables, de momentos únicos que no se repetirán, como la entrada al alba de la imagen en la ermita, cuando lo que se recordaba a esas horas eran salidas de la patrona de Almonte.
La Patrona de Almonte ha lucido igual que lo hiciera en aquel histórico día, cuando fue coronada en el Real del Rocío, el traje de los Montpensier, donado por la condesa de París, Isabel Francisca de Orleans y Borbón, y el Pastorcito viste a juego.
Ha portado la corona de la coronación, realizada con las donaciones de los rocieros de principios del siglo XX, el rostrillo de Muñoz y Pabón y las ráfagas de puntas de martillo o redondas. Las flores que acompañan al vestido son flores de talco esmaltadas a color, confeccionadas por José Manuel Vega. El paso luce engalanado recordando imágenes de las romerías del Rocío del siglo XX
Una de las novedades más destacadas la encontramos en el paso, que ha lucido engalanado recordando imágenes de romerías del siglo pasado. Las flores que se hanvisto en las esquinas son flores de talco, esmaltadas a color, confeccionadas por José Manuel Vega.
Han rodeado el techo del paso unas bambalinas realizadas por el bordador jerezano Fernando Calderón, cuyo tejido reproduce un dibujo del siglo XVIII llamado modelo San Felipe, compuesto por espigas de trigo y un entramado variado de flores silvestres. Muestra una gran variedad de elementos decorativos antiguos ofreciendo una estética propia de finales del siglo XIX.
La Virgen también ha lucido algunos estrenos, un broche, el escudo pontificio de San Juan Pablo II, al cumplirse 25 años de su visita, donde aparece la frase que dijo desde el balcón del Santuario “Que todo el mundo sea rociero”, donado por una familia de devotos de Almonte, que lo ofrecen en acción de gracias, y otro de oro e incrustación de piedras rojas y verdes, con la forma del anagrama de María, rematado con la corona real, basado en el anagrama mariano que luce el simpecado de nuestra Hermandad en la parte trasera. Este último ha sido donado por un grupo de almonteños, con motivo de la celebración del primer centenario de la Coronación Canónica de la Virgen.