(Texto: Paco Morán) No salí descontento del Colombino con el empate a cero del Recreativo ante el Cartagena. Mantener la portería sin perforar, me parece una dato digno de alabar en el equipo de Salmerón y Carazo. Es cierto que el partido fue un pestiño, si bien hay que reconocer que enfrente había un gran rival y un enemigo: el césped.
Es este un problema que venimos advirtiendo desde este verano, cuando por primera vez en la historia, el Recre tenía que suspender un partido de pretemporada en su estadio por no tener el césped en condiciones. La excusa del calor no la compro, porque vi el césped del Cartaya excelente y el del San Roque igual en el mes de agosto.
Ayer tras el partido, el entrenador, José María Salmerón, fue contundente al declarar que «el campo está tremendo. No son excusas, pero es muy difícil jugar en un campo que se está levantando». No se quedó corto Marca Caballé, cuando también decía que era imposible hacer controles en el campo.
El veterano Pina también pidió una solución para que la superficie esté mejor en quince días. El problema que no es nuevo, se me antoja complicado de resolver con la temporada ya avanzada.
Desconozco si no se ha podido mantener el césped este verano por falta de recursos económicos, o no ha habido empresas que hayan dado con la clave, para al menos, tener un césped si no como una alfombra sí que permita jugarse con normalidad, sin tener que oír a los protagonistas quejarse continuamente. Y además, con toda la razón que les asiste.
Poco podemos hacer sino seguir pidiendo una solución para que al menos se pueda ver algo más de fútbol. Porque el Recre tiene jugones que, con una mejor superficie, seguro alcanzarían un mayor rendimiento.
En todo caso, y aparte de la nota negativa del césped, me quedo con la imbatibilidad de Marc Martínez y la fortaleza defensiva que está demostrando este equipo. Vuelvo a insistir en que este Recre encajará muy pocos goles esta temporada.
Sigo mostrándome optimista con este entrenador y con esta plantilla que no dudo en que irá a más con el paso de las jornadas. Y si la normalidad burocrática llega mensualmente y las instalaciones tienen la mínima decencia para poder jugar al fútbol, se vislumbra una bonita temporada para los aficionados.
