El pasado 5 de octubre se detectó un caballo en Almonte con la fiebre del Nilo, una enfermedad que transmiten los mosquitos y portan las aves, y que puede ser muy grave para un equino, ya que puede causarle la muerte o secuelas irreversibles, pero que también es muy peligrosa para los humanos, según información que publica el diario El País (https://elpais.com/sociedad/2018/10/12/actualidad/1539362147_760315.html).
Se trata del primer caso que se ha detectado en lo que va de año, pero esta circunstancia ha hecho que se dé aviso a todos los centros de salud de la zona, en un radio de unos 12 kilómetros, para detectar si hay algún caso de infección en alguna persona.
El virus cursa asintomático en cuatro de cada cinco personas infectadas. En el resto, tras una incubación que va de tres a 14 días, la enfermedad se manifiesta con fiebre, malestar, dolores corporales y cansancio. Los casos más graves, un 1% del total, causan episodios de encefalitis y meningitis.
Si se diagnostica un caso en humanos, la segunda fase del protocolo prevé la suspensión de las donaciones de sangre o la realización de pruebas específicas para descartar la presencia del virus.
Andalucía y Extremadura han sufrido desde 2004, cuando el virus fue identificado por primera vez en aves de Doñana, pequeños brotes esporádicos de la fiebre del Nilo en personas y caballos.
Según explica el díptico de la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, el West Nile se transmite por la picadura de un insecto, tratándose generalmente de mosquitos del género Culex. El virus está presente en los mosquitos e infecta a las aves cuando éstos se alimentan.
Las aves son consideradas reservorio de la enfermedad, actuando normalmente como portadores sanos, jugando un papel muy importante en la diseminación del virus.
El mosquito infectado puede transmitir la enfermedad a équidos (especialmente caballos), aunque también es posible la transmisión a personas.
Los mosquitos no se infectan al picar a los caballos, ni se transmite entre caballos y personas.