(Firma: Federico Soubrier) -Mire, yo quería hablar con el responsable de las unidades caninas del Ministerio del Interior. Mi nombre es Pepe López –se identificó José.
-Un momento, le paso –suena la música del pasodoble “España Cañí” durante dos minutos.
-Dígame señor López, soy Miguel Ferrán –contestó alguien desde el otro lado.
-Sí, quería explicarle que soy adiestrador profesional de perros a la vez que psicólogo veterinario y tras enseñarle a mi husky “Toro” durante un año las fotos de los corruptos condenados que publicaban en los periódicos he conseguido que cada vez que aparece uno en televisión levante una pata, empiece a ladrar y eche una meada, aunque no lo haya visto nunca–explicó Pepe López contento.
-¡Venga ya!, eso será una casualidad –exclamó Ferrán malhumorado pensando cómo tendría ese personaje el salón de orina de perro.
-Que no, le enseño mil fotos en las que mezclo jugadores de futbol, cantantes, músicos y políticos y no falla una entre los del PP y los del PSOE que han sido condenados. Toro es capaz de realizar un análisis facial con algoritmo asimétrico –aclaró con contundencia.
-¿Y qué quiere que le haga, que le ponga una medalla al chucho? –increpó enfadado Ferrán.
-No, me gustaría que Toro viese en persona a algún corrupto confeso y si le ladra, tendríamos un detector que nos permitiría limpiar el panorama político si lo llevamos al congreso, al senado y a las sedes de los partidos, ¿se da cuenta de que sanearíamos España y ahorraríamos miles de millones de euros a nuestras arcas después de la criba? –dijo Pepe satisfecho.
-¿Pero usted qué vende?, ¿el perro?, ¿la técnica? o ¿qué? –protestó Ferrán.
-Oiga, un respeto, mi perro como la Real Academia limpia, lustra y da esplendor, seríamos el país más íntegro de Europa y del mundo –contestó Pepe enfadado.
-Vale, se trae el perro y hacemos la prueba con un corrupto arrepentido, pero como no lo mee te corremos a hostias. Te paso con mi secretaria que te dará cita. Algoritmo asimétrico, tarado… -masculló Ferrán mientras volvía a sonar España Cañí hasta que la secretaría le dio la cita.
Pasados unos días, Pepe acudió a la reunión con Toro. Ferrán lo llevó a una habitación en la que se encontraban cinco personas, a modo de rueda de reconocimiento. Pepe soltó al perro que los miró a todos fijamente con sus profundos ojos azules, le ladró a uno de ellos después de señalarlo con la pata y le echó una meada en los zapatos, pasando a mover el rabo con alegría antes de sentarse junto a López.
-“Joputa perro” –maldijo el corrupto confeso mientras veía chorrear el líquido amarillo por sus pikolinos.
-¡Caramba, qué pasada! –exclamó Ferrán viendo el acierto del can-. El lunes nos lo llevamos al Congreso, más de uno se va a enterar con el jodido algoritmo, nos haremos famosos –comentó abrazando a Pepe.
Se corrió la voz y al día siguiente no se presentaron ni los leones en las Cortes. Los tres poderes se estremecieron aquel lunes negro, Ferrán fue destituido por decreto y Toro puesto en cuarentena antes de repatriarlo a Siberia, de Pepe López no se supo jamás, aunque alguien comentó que un tipo muy parecido adiestraba pulgas en un circo ruso.
Resumiendo, el miedo no guarda siempre la viña y desterrado el perro se acabó la rabia. Feliz 2019.
*Cualquier parecido con la realidad no dejaría de ser más que una mera coincidencia.