Las pruebas complementarias que los forenses estaban realizando al cuerpo de Laura Luelmo, la joven profesora de 26 años asesinada en El Campillo han acabado por dar la razón a la Guardia Civil sobre cómo ocurrieron los hechos, según publica la periodista Patricia Ortega en el diario El País. «Los estudios realizados en los tejidos son muy precisos y muestran que apenas hubo supervivencia, murió casi en el acto, desde luego antes de que transcurrieran las primeras ocho horas desde que sufrió la agresión», señalan fuentes próximas a la investigación.
Estos estudios contradicen la primera exploración forense en la que se indicaba que Laura habría fallecido dos o tres días después. El relato de los hechos que daba la Guardia Civil no acababa de cuadrar con esta hipótesis, ya que la posición del cuerpo de la joven no revelaba que hubiera sentido dolor o frío. Las pruebas complementarias abundarían en la exposición de los hechos realizada por los responsables de la investigación, con lo que se despeja una de las incógnitas que todavía quedaban en el aire sobre este crimen.
Según publica el Diario El País, «los últimos informes relativos a las pruebas complementarias practicadas en los tejidos obtenidos del cuerpo, que la familia pudo incinerar antes de Navidad, revelan que apenas hubo supervivencia, ya que los tejidos afectados por las lesiones apenas han evolucionado, es decir, no hubo apenas ningún intento de su organismo para reparar las graves heridas hemorrágicas que sufría», explican fuentes próximas a la investigación.
El informe no deja lugar a dudas: «Es agredida, golpeada y, sin evolucionar mucho las heridas, se produce el fallecimiento». Fuentes forenses explican que «cualquier organismo tiende naturalmente a su restauración mientras está vivo, si no es así, es que está muerto».