(Firma: J.J. Conde) Indudablemente, está en tus manos. Quiero decir que de ti depende. Que es un asunto de importancia capital, nunca mejor dicho. Pues que desde que en un desgraciado día, y debido a un caprichito dictatorial, se comenzara a instalar la brutal cadena de los despropósitos a lo largo y ancho de la Avenida Francisco Montenegro, todo ha sido y sigue siendo un descalabro de monumentales características que tiene en la más tenebrosa de las trenas a una pequeñita ciudad situada al sur del sur y cuya seña de identidad siempre fue la marinera.
Como es natural, no te estoy obligando a nada que tú no quieras. Es una decisión, la tuya, que debes ir amasando y soltar a los cuatros vientos si es que la propuesta que se te hace la estimas de necesidad urgente. Pero has de saber, al menos, en qué consiste la tarea. Un esfuerzo que a mí, personalmente, se me antoja de auténticos titanes; puesto que de llevarse a cabo en toda su envergadura, supondría el vuelco espectacular y definitivo de la cenicienta de las tierras que conforman este país denominado España.
No le voy a dar más vueltas al asunto. Te voy a escribir, para que lo reflexiones una vez que lo leas, el breve e intenso manifiesto de quienes podrían hacer realidad el sueño de cientos y cientos de ciudadanos que no se atreven a significarse por la perversa apatía que los tiene atrapados en los túneles del tiempo. Y que, sin embargo, otros solamente necesitarían de una palanca como la que te voy a exponer para taladrar sobre los cabezos y las calles adoquinadas una frase que lo diría prácticamente todo: Onuba, inmaculada y libre.
Así que quisiera, mi estimado lector, que miraras y volvieras a mirar lo que de manera entera y constante se proclama: “Ahora el camino se imagina a través de un nuevo modelo de ciudad, basado en una economía alternativa a la industria, en una marisma limpia, con las infraestructuras y comunicaciones necesarias, que apuesta por la creatividad, con igualdad económica y social, donde se conservan los espacios naturales y arqueológicos y donde se trabaja por albergar un lugar próspero para las generaciones futuras”.
Esto es lo que enarbola de corazón, con orgullo, con el arrojo de los valientes, todos aquellos que sienten y padecen en el acontecer de los días la indiferencia con la que se mira y se trata a esta metrópolis que es milenaria. Y es bajo ese paraguas que te abrí antes, ilusionante y repleto de posibilidades, en donde debes decidir. Porque un servidor lo tiene claro, que lo sepas. Que este pobrecito onubense que te escribe –venido al mundo desde el Paseo del Chocolate-, piensa y exhibe lo pensado sobre el mismo tapete de color azul y con el mismo eslogan en letras blancas que nuestra Mesa de la Ría ha elegido para su campaña en las próximas elecciones municipales. Ya sabes: “Huelva en tus manos”.