(Firma: Juan Andivia) Baltasar de Alcázar, que nació en Sevilla, allá por el 1530, dejó escritas unas redondillas satíricas que, por motivos diversos me vienen hoy a la memoria: “Tres cosas me tienen preso/de amores el corazón,/la bella Inés, el jamón,/y berenjenas con queso”.
Porque la bella Inés, de los Arrimadas de toda la vida, residente en Barcelona, donde luchaba y enamoraba no sólo a los aborígenes, sino especialmente a los charnegos y habitantes de las demás Españas de ahora, ya ni una, ni grande, ni libre, se ha mudado a la política nacional, esto es, a pregonar en el congreso lo que una mayoría inmensa de parlamentarios ya conocen. Y no lo hace, según sus palabras, porque vaya a abandonar Cataluña, sino porque pretende defenderla desde la capitalidad y, de camino, arropar a mosén Albert, líder carismático de Ciudadans y de Ralph Lauren, Hugo Boss y Emidio Tucci, por nombrar sólo algunas marcas de camisas.
En cuanto al poema, sigue narrando que Inés le absorbía de tal manera que todo lo que no era ella le parecía aborrecible, hasta que en una ocasión le dio de merendar jamón y berenjenas con queso. Pues lo mismo que a algunos de nosotros, que durante cinco años -y no uno, como en los versos-, pensábamos y sentíamos, ingenuos, que la figura y la oratoria de Inés tenían personalidad.
En realidad, no he coincidido nunca en sus planteamientos, sino que disfrutaba con la apariencia y la contemplación de sus armonías, que me han perdido (y no es un comentario machista, sino una imposición de mi naturaleza), pero tras sus decisiones y sus palabras, o dicho de otra manera, habiéndome ofrecido los manjares de sus ideas verdaderas, me quedo con las viandas apetitosas, ya sin trampa ni cartón, que para españas únicas, ya tenemos a las otras formaciones de la derecha y para españas grandes ya tenemos el pasado y para españas libres espero un futuro con ansia, que nos devuelva la libertad auténtica de las mujeres y de los hombres.
Antonio de Senillosa, creo, se definía como liberal de izquierdas, que ya era rizar el rizo; pues ahora doña Inés quiere ser de Jerez, de Barcelona, de Madrid, de centro y, llegado el caso, pactar únicamente con el Pepé que, como en estos lares, se unirá después a los que tienen nombre de diccionario: la propiedad transitiva se llamaba esto ¿no?
Pues, mire usted, donde se pongan unas buenas berenjenas…
Para que luego digan que la poesía de los siglos de Oro no está de actualidad.