(Firma: Federico Soubrier) Parece mentira que una sola niña haya conseguido hacerse eco a nivel mundial del problema del cambio climático.
Su movimiento “Youth for Climate” (jóvenes por el clima) falta a clase y, aun sin tener edad para ejercer el voto, se hacen oír muy alto.
Esta chica sueca de quince años, Greta Thunberg, se ha manifestado cada viernes frente al Parlamento de su país demandado que se cumplan los acuerdos de París.
Se ha desplazado por muchas capitales europeas, consiguiendo reunir multitudes que la apoyan en su lucha convirtiéndose en una joven activista fuera de lo común. Ha participado en la Cumbre del Cambio Climático de Polonia exponiendo que “aunque no haya esperanza tenemos que hacer algo”.
Haciendo memoria no recuerdo ni sequías, ni inundaciones, ni invasiones por el mar de estructuras artificiales antes imprevisibles, ni tantos incendios, ni tanta basura en el mar, ni en el interior en la zona continental a los niveles que se están produciendo.
Me desconciertan las floraciones anticipadas, las golondrinas descarriadas, las cigüeñas sin calendario, los pingüinos y osos sin hielo y tantas cosas más. Todo está cambiando a una velocidad pasmosa y se aprecia a simple vista.
Difícilmente esta chica va a conseguir que los políticos de tantas naciones se pongan de acuerdo, ya que seguirán anteponiendo sus beneficios económicos al futuro climático, pero evidentemente ella lleva razón, aun sin esperanza, habría que hacer algo aunque comenzase a nivel local e incluso personal. Las inclemencias naturales demuestran día a día la debilidad humana y habría que ir teniéndolas en cuenta, no ya por nosotros, sino por las generaciones venideras que con ejemplos como esta joven demuestran que se lo merecen.