(Firma: Federico Soubrier) En aquel mitin preelectoral el candidato prometió en la plaza del pueblo, arropado por todos los que tras él afirmaban con la cabeza mientras ondeaban sus banderitas, que construiría por fin el puente, que con aquello llegaría el progreso al pueblo.
-Pero si no tenemos río –se atrevió a vociferar alguien.
Tras unos segundos de silencio el candidato contestó:
-También os traeremos un río, el más caudaloso imaginado para que lo podáis cruzar por el puente. Os lo merecéis todo-. dijo satisfecho.
Creo que en esta ocasión no me encuentro muy receptivo para las milongas televisivas de los debates a cuatro, ni a tres, ni a dos y menos lo estaría a cinco.
No entiendo qué razón lleva a que nos ofrezcan cosas que ya podíamos tener hace tiempo, ¿por qué tratan de engañarnos una vez tras otra si solo se ponen de acuerdo en subirse el sueldo?
Si hubiesen querido, habría habido tanto dinero como para arreglar Notre Dame en un pis pas, pero sería tan fácil que sobrarían casi todos y eso es lo que no quieren, no estar, aunque se machaquen entre ellos mismos, dilapidando a los suyos y siendo capaces de levantar la cabeza ante unos hipotéticos ideales que ya no tienen donde sostenerse, porque nos han hundido tanto y han dejado tan poco que tienen que dedicarse a dar espectáculo.
En Ucrania ya ha ganado un cómico, aquí casi seguro que también y además, ni puente ni río…