La Plaza de Toros La Merced ya ha vivido la primera de sus vísperas de Colombinas con la Lección Magistral de Toreo a Caballo que impartió el rejoneador Andrés Romero sobre el ruedo del coso onubense y que concitó la asistencia y el arrope de varios cientos de aficionados, una masiva respuesta de público que superó las expectativas de la empresa Espectáculos Taurinos La Merced, organizadora del acto. Público de todas las edades que fueron testigos directos de la detallada explicación práctica con que el jinete de Huelva fue desentrañando las nociones técnicas fundamentales que dan sentido y contenido a la lidia de un toro a rejones.
Lo hizo empleando tres de los caballos más nuevos de su cuadra, los tres marcados con el hierro de la ganadería onubense de Hermanos Merino, Hostil, Chacal y Berlinde, cada uno de ellos representativos de los diferentes tercios de la lidia. Antes de proceder la explicación práctica montado a caballo y frente al carretón, Andrés Romero confesó al público la ilusión con la que aguarda el compromiso del próximo 4 de agosto en las Colombinas en mano a mano con Diego Ventura, valoró su momento profesional, describió cómo es el trabajo diario que realiza con su cuadra y se refirió a la parte más personal de su experiencia como torero y de convivencia con el caballo. “Ya no imagino mi vida sin este animal. No sé si alguna vez tendré más o menos de los cincuenta que ahora forman parte de mi cuadra, pero en mi casa siempre habrá un caballo que poder montar y con el que poder disfrutar. Mi familia me recrimina a veces que le dedico a los caballos más tiempo que a ellos mismos, pero es la forma en que entiendo, acepto y vivo la exigencia que tiene esta profesión”, reconoció.
Ya montado en sus cabalgaduras, Romero analizó cada tiempo de la lidia de un toro de rejones y compartió con los espectadores que le contemplaban en el ruedo cómo va obteniendo la información de la condición de cada toro, qué planteamiento pone en práctica en función de ese comportamiento, los criterios técnicos con que va hallando respuesta a las interrogantes que el toro le plantea, la forma en que va ahormando su embestida y el desarrollo de las principales suertes en cada tercio. Andrés se inventó para los aficionados una faena de salón “porque quiero que sepáis que el rejoneo no es dar vueltas con un caballo alrededor del toro y clavar e irte rápido, sino todo lo contrario. Es llegar a la jurisdicción del toro, quedarte en ella, dominarle, poner la acometida de la bravura al servicio de la creación de belleza y de arte y realizar cada suerte dentro de los cánones que te acercan a la pureza a la que todos aspiramos”, señaló. Todo ello, en el transcurso de una tarde de precioso ambiente de toros, pero que trascendió lo meramente taurino, ya que Andrés Romero profundizó también en el valor personal que le aporta y que entraña la convivencia con el caballo.