El autor de “Tierra de Cobre y Sangre”, ganador del Concurso de Relatos “¿Quién fue William Martin”, organizado por el Ayuntamiento de Punta Umbría, trae al Patio de las Letras de la localidad costera una historia acerca del robo del que fue objeto el cuadro de Mona Lisa en 1911.
Con un cambio radical de registro, el autor nos traslada en esta ocasión al bullicioso París de las primeras décadas del cambio de siglo. Utilizando como eje vertebrador el asombroso robo del cuadro más famoso del mundo, consigue hilvanar una serie de entrañables historias y nos emociona con unos personajes trabajados que, pese al transcurrir de los años, no dejan de ser unos personajes como cada uno de nosotros, movidos por sentimientos similares. Ese es el verdadero tema central de esta historia, “…la historia de unos personajes que tan solo quieren perseguir sus sueños y no dejar de soñar en el intento…”. Así, conoceremos a un conserje del museo, aficionado a la apicultura, que habla con Mona Lisa como si fuera su esposa; un viejo pianista que ameniza unas íntimas fiestas en las madrugadas del Salón Carré, un barón huérfano enamorado de Picasso, un vigilante borracho que odia ahogar ratas en el Sena, una limpiadora que sueña con la luz cuando todo está a oscuras, o un carpintero despechado que roba el cuadro de Mona Lisa y lo convierte en la pintura más famosa de la historia…
Sin lugar a dudas, Mona Lisa le debe a este robo gran parte de la fama de la que goza hoy en día. La noticia del robo copó las los titulares de la prensa internacional y las fotografías del retrato aparecieron en las portadas de los periódicos de todo el mundo.
Todo ocurrió la mañana del lunes 21 de agosto de 1911. Vincenzo Peruggia, un antiguo trabajador del museo del Louvre, aprovechando que los lunes el museo cerraba sus puertas al público, descolgó el cuadro, desmontó la vitrina que lo protegía y, escondida bajo el blusón de trabajo que utilizaba el personal de mantenimiento, sacó la tabla que había pintado el artista florentino a comienzos del siglo XVI. Nadie se dio cuenta de lo ocurrido hasta que a la mañana siguiente, Louis Beroud, un reconocido copista, dio la voz de alarma. No se supo nada del retrato hasta dos años después, cuando un carpintero italiano trató de venderlo en Florencia. Durante el tiempo que la pintura estuvo desaparecida, fueron muchas las hipótesis que se estuvieron barajando. En un principio sospecharon de los propios trabajadores del museo; posteriormente la idea de que había una banda organizada detrás del robo fue tomando consistencia; incluso llegaron a interrogar a Guillaume Apollinaire y a Pablo Picasso como supuestos artífices del robo. Dos años después, cuando todos daban por perdida a la pintura, nadie quería creer que había sido un inmigrante italiano el cerebro de lo que llegaron a llamar “el robo del siglo”.
Chema García consigue dar una vuelta de tuerca más en el asunto del robo, deparándonos un final que terminará por sorprender a todo aquel que se aventure a leer las páginas de su nueva novela.
“El cementerio de las tumbas vacías” nos traslada a las exposiciones universales que se celebraron en París, a la construcción de la Torre Eiffel,al bohemio barrio de Monmartre donde un joven español estaba a punto de revolucionar el mundo del arte, al inicio de la carrera automovilística, a la construcción de un transatlántico que parecía insumergible, al inicio de la Gran Guerra y, en definitiva, a una ciudad y a una época que nos invita a soñar.
Todo aquel que quiera compartir este sueño tiene una cita obligatoria esta tarde de jueves, a las 20:00 horas, en el Patio de las Letras de Punta Umbría, donde el autor nos contará más detalles acerca de su nueva novela.