Pues ahí andamos, a ver si de una vez por todas el Recreativo y sus ‘comisarios políticos’ presentan las cuentas del Decano. No ha de pasar de esta semana dicha publicación, dado que de no ser así, se iría 2019 y los 145.000 onubenses que aportaron catorce millones de euros a la entidad seguirán desconociendo de qué manera se ha dosificado su dinero. A la hora de escribir este articulo, aún nada aparecía en el Borme.
Y si no se dan las cuentas a conocer, seguiremos sin saber qué déficit han originado los dirigentes en estos tres años de gestión, en los que dos de ellos casi nos llevan a Tercera División. Y que casualidad, que cuando no gestionaron lo deportivo (fue Eurosamop con Carazo), quedamos primeros de grupo. Y este año que vuelven a gestionar lo deportivo, estamos a dos puntos de la promoción de descenso a Tercera.
Pero insisto en que es pura casualidad irónica este dato que aporto. El presentar el estado de las cuentas es lo que los onubenses exigen.
Es lo lógico y razonable al ser una empresa pública que se mantienen con el dinero de todos. Pero cierto, la presentación de esas cuentas tiene como inconveniente que, al dar el estado de las misma, los acreedores conocerían la realidad económica y supuestamente podrían activar otro mecanismo judicial.
Y mientras los dispositivos económicos deambulan sin saber si los políticos que mal gobiernan el Recre darán otro mangazo al bolsillo de los onubenses, en lo deportivo esperamos que el sábado ante el Cádiz B de Pavón, nos diga que lo de Sevilla no fue un espejismo.
Lo que bien conoce Alberto Monteagudo es que el Cadiz B se lo va a poner muchos más difícil que un Sevilla Atlético que no metía ni miedo. Este equipo de Pavón muerde, presiona arriba y no dejará recibir a los hombres claves del Recre, como pueden ser Isi Ros y Quiles. Que hay que ganar para seguir teniendo la esperanza de estar entre los cuatro primeros no hace falta recordarlo.
Deben ser consciente los jugadores de que son la plantilla más cara de la categoría y, por ello, han de morir sobre el terreno de juego. Pero, sobre todo, morir cada día de entrenamiento. Forzar cada semana significa llegar al domingo en las mejores condiciones posibles.