Hace más de 2.500 años el griego Hipócrates, considerado el verdadero padre de la medicina, definió al asno como una fuente de sanación para numerosas enfermedades. No imaginaba este erudito que pasado tanto tiempo un colectivo de mujeres luchadoras iba a escoger a este entrañable animal como aliado para minimizar los efectos secundarios de una terrible enfermedad.
Mujeres afectadas por cáncer de mama disfrutarán de terapia con burritos, gracias al acuerdo de colaboraciónón firmado entre la Asociación Lazo Rosa y la Asociación El Burrito Feliz, que ofrecerá este tratamiento a través de su proyecto “Doctor Burro”.
Esta es una iniciativa singular que se lleva a cabo en el sur de España, y permite mejorar la calidad de vida en pacientes de distintas dolencias como el Alzheimer.
Ahora son las mujeres que han atravesado o están pasando por un proceso de cáncer las que confían en estos humildes animales para reforzar su autoestima, salir de su rutina y vivir momentos de bienestar en la naturaleza.
La primera experiencia de este interesante proyecto se llevara a cabo el próximo domingo día 15 de diciembre. Los asnos de “Doctor Burro” se esforzaran en su trabajo como terapeutas y se pondrán su bata blanca para, gracias a su ternura, regalar jornadas de bienestar y mejora a sus nuevas amigas.
La Asociación Lazo Rosa, que ha centrado hasta el momento sus actividades en la recaudación de fondos para la investigación del cáncer de mama (el pasado mes de octubre entregó un cheque por valor de 12.000 euros al Hospital Virgen del Rocío), comenzara, a partir de este proyecto, a trabajar con las afectadas y ofrecerles una vía de escape en sus continuas visitas a médicos, hospitales y pruebas.
Mediante esta iniciativa, y aprovechando las instalaciones de El Burrito Feliz en el entorno de Doñana (Hinojos-Huelva),se han proyectado distintas propuestas de mejora terapéutica. Una iniciativa que sitúa la Comunidad andaluza a la cabeza en el estudio de estas innovadora propuestas de medio ambiente y salud.
Si Hipócrates volviera a nuestro mundo sentiría orgullo de sus queridos y respetados burros que ejercen de “doctores”.