La manipulación y creación de formas con la artesanía de la cerámica es una de las más antiguas formas de construir y crear formas pequeñas y decorativas, como pueden ser los jarrones o participar de la construcción y forma arquitectónica de nuestros edificios y casas. Hablamos de un artesania llena de arte y con una tradición que Cerámicas Antonio Alemán ha llevado hasta la perfección.
Un poco de historia para conocer la tradición
Cerámicas Antonio Alemán sigue llevando por bandera un proceso artesanal en el que ellos mismos configuran, moldean y fabrican todos los pavimentos, ladrillos, tejas y azulejos rústicos para sus clientes. Un oficio que ha sido heredado de padres a hijos a lo largo de seis generaciones y en el que llevan más de setenta años creando las formas y moldeando con sus propias manos la arcilla que finalmente se convierte en las inconfundibles baldosas y ladrillos de barro cocido. Hablamos de que cada uno de sus trabajos es único e irrepetible, ya que el proceso artesanal consigue que no existan dos piezas iguales, debido a que su forma, tamaño, estética, textura y colorido son siempre diferentes. Las famosas baldosas de terracota que llevan años elaborando, son empleadas tanto en los procesos de las nuevas construcciones como en las restauraciones de los monumentos de patrimonio histórico en España y por todo el mundo.
En Cerámicas Antonio Alemán entienden que el trabajo tiene que tener una mejora constante y continua, evolucionando hacia la excelencia y la calidad. Por filosofía también comprenden la obligación que tenemos con el respecto hacia el medio ambiente, y por eso, reutilizan todos los productos que crean en el proceso de la producción. Un trabajo que perpetuar en el futuro para que las siguientes generaciones conozcan cómo trataban la cerámica sus padres.
Un éxito de toda la vida que nunca pasa de moda
En la empresa Antonio Alemán son expertos en la fabricación de ladrillo rústico envejecido. Un clásico de la construcción, sobre todo rural, que aporta una estética muy acogedora y que en combinación con las edificaciones más modernas consigue incluso aportar esa falta de calidez a las que son propensas ese tipo de construcciones, fabricado por supuesto, con barro cocido hecho a mano, como se ha hecho toda la vida. Cabe destacar que este tipo de ladrillo que hacen desde Cerámicas Antonio Alemán sigue la creación como en su momento se hacía en la época romana.
El trabajo que más destaca de este tipo de ladrillo rústico es su empleabilidad en la restauración de monumentos de patrimonio, ya que es el material idóneo para la reconstrucción, debido a que al tratarse de manera envejecida se consigue la semejanza más próxima a cómo eran en su momento estos patrimonios culturales.
Los ladrillos manuales de tejar se emplean también en la construcción tanto de bodegas de vino como en bóvedas y fachadas, los cuales aportan un gran ahorro energético, ya que este tipo de materiales tienen unas características muy específicas del tipo térmico, acústico y bioclimático. El proceso de creación y elaboración de estos ladrillos es similar al de las baldosas de barro, aunque sean muy diferentes en textura y en su forma final visual. Éstos se diferencian en que los rústicos tienen ese acabado envejecido que les da un toque más imperfecto que el de las baldosas de barro, que es más liso y suave, aunque entre los dos combinan bastante bien estéticamente. Al ser artesanos, pueden ofrecer numerosos tamaños, formas y grosores para adaptarse a las necesidades del cliente, y como siempre, realizan un trabajo único para cada uno de ellos. El tamaño más común es el del ladrillo Valentín, que mide 25x12x3, aunque disponen de una gran cantidad de medidas.
¿Cómo es la elaboración de las baldosas y los ladrillos rústicos artesanales?
Se trata de un proceso tradicional que ha ido mejorándose con el paso de los años sin perder la esencia que le corresponde. El proceso empieza con la selección de las mejores arcillas de sus canteras, mediante un proceso de pruebas muy concretas y minuciosas eligen una u otra arcilla para elaborar y moldear los materiales. En Cerámicas Antonio Alemán, la cantera y el taller se encuentran en el mismo lugar, lo que permite ser mucho más respetuosos con el medio ambiente, reduciendo de manera considerable que el impacto de la huella verde sea mínimo, consiguiendo a su vez un gran ahorro energético.
Una vez puestos en la cantera, la arcilla que ha sido seleccionada se va triturando y secando para dejarla con una medida de grano adecuada para la elaboración. De ese espacio se lleva a los silos de almacenamiento que tiene la empresa, donde permanecerán varios años reposando para poder ser utilizada cuando se necesite. Esta arcilla en reposo va cambiando sus propiedades y sus prestaciones físico-químicas terminan mejorando.
El siguiente nivel de fabricación es conseguir la pasta arcillosa, es decir, el barro. La arcilla ya secada por los molinos y cribas, se va quedando poco a poco en un fino polvo que junto con el agua, dará el resultado del barro. Éste tiene que contener un grado de humedad adecuado para la elaboración, y por ello, lo dejan al igual que la arcilla, reposando para su correcta homogeneización; aunque en este caso, el reposo solamente dura unos días.
Una vez hemos llegado a este punto, comienza el moldeo, en el que el barro todavía sin forma definida se transforma por primera vez en baldosa, ladrillo, peldaño u otro tipo de pieza especial que se fabrique. A través de unos moldes de madera, el maestro artesano puede dar forma al barro consiguiendo las formas que se busquen en el momento. Estas piezas tienen un periodo un poco lento de secado, y deben permanecer de 2 a 3 semanas antes de ser llevadas a la cocción que se efectuará en el horno, éste es uno de los puntos más delicados e importantes. Cuando se ha llenado el horno de las piezas, éstas se tienen que cocer durante una semana combinando temperaturas de entre 1.000 y 1.050 grados. Así surge la terracota natural, aunque antes se tiene que enfriar lentamente en el horno hasta reducirse a la temperatura ambiente.
Como hemos podido observar, se trata de un trabajo delicado, un proceso natural cuidado artesanalmente con una tradición familiar como es la de Cerámicas Antonio Alemán, en la que experiencia, precisión y calidad de los resultados son la bandera con la que seguir creciendo año tras año.