(Firma: Javier García-Baquero) Ficha Técnica: Segunda y última corrida de las No-Colombinas 2020 Cerca de 4.500 personas. Toros de San Pelayo, para rejones, se lastimó el primero y muy potable el segundo y de Juan Pedro Domecq para lidia ordinaria, de excelente presentación y pésimo juego sin raza, manseando mejor el tercero de la tarde mientras duró. Andrés Romero: oreja y ovación. Enrique Ponce: ovación y ovación. Castella: oreja y ovación. David de Miranda: oreja y oreja.
Comentario: Y se dio la segunda. La mañana del lunes nos hemos despertado con una Huelva disgustada con las formas de la empresa de Espectáculos Taurinos La Merced, unas redes sociales que echaban humo, un alcalde accidental enfadado con la Plaza de Toros por como se gestionó la tarde epidémica, primera con toros en nuestra provincia de esta complicada temporada taurina.
El enfado era mayor esta tarde por el mamotreto de 8 toros con que se cerraba este pequeño ciclo. Un desaguisado en toda regla, esperemos que todo quede en esto.
Hablemos de toros, bueno, de toros poco hay que hablar, un buen toro de rejones de San Pelayo, medio toro para Castella y cuatro embestidas sin mucha entrega de los otros cinco de Juan Pedro.
Frente a ellos un nombre en mayúsculas, David de Miranda, que va pespunteando su madurez torera a pasos agigantados. Ya sabíamos de su valor, de su pureza de concepto, de su evolución técnica y de su entrega inmisericorde consigo mismo cada tarde. Desde hoy además sabemos que es capaz de cortar las orejas por lo civil o por lo criminal, haya toro o no haya toro y sin traicionar sus conceptos y su compromiso,
Suelto de salida el colorao primero de su lote, un 121 que había despertado esperanzas grandes por hechuras y reata. Nada dio el toro y todo lo puso Miranda, “su” quite capote a la espalda, estatuarios de quietud infinita, búsqueda de pureza con la izquierda y paseos por entre los pitones del toro, estocada buena a la segunda para rematar. El que cerraba plaza era el hermano negro del primero del lote del triguereño. Otra vez a su aire al principio, otro quite por tafalleras y otra vez valor, técnica y ganas para sacar agua de un pozo seco que era el ¡octavo! de la tarde. Más peligro del que se percibía desde arriba y gran estocada del triguereño que por si misma vale una oreja desde siempre
Andrés Romero fue el otro nombre de la tarde, Al menos potable le cortó una oreja en faena que empezó metiendo y sacando a “Montes” de los toriles, pasó por mucha verdad con Caimán y acabó sacando a esa viejo rockero que es Guajiro. Buen rejón de muerte, el mismo que le faltó con el quinto de la tarde, nos cuentan que de la esposa de Perera, (pensábamos siempre que la ganadería era del maestro Capea) El vistoso Jerjes andando a dos patas y todo el magnífico repertorio del onubense quedaron en nada por el mal tino en la suerte suprema
Ponce, sin lote, dejó destellos de su tauromaquia sin más posibilidades que las de dejar dicho que es un valor seguro por su profesionalidad y que sabe cuidar toros que se defienden con embestidas descompuestas en faenas largas que a otros le hubiesen durado dos suspiros
Castella cortó una oreja al toro más potable del encierro que hacía tercero de la tarde. Faena a menos, como la casta del toro que se rajó a mitad de faena. Bonitas las chicuelinas “ajosetomasadas” y la valentía de siempre del frío torero francés. Al séptimo (suena la expresión a caballería más que a toros) sólo pudo aguantarle las malas formas y matarlo de casi entera.
Y hasta aquí esta extraño serial, que nos debe hacer pensar mucho y sobre muchos temas. Le sigo dando vueltas a lo que me ha dicho un matador hoy al salir de los toros “Este año hay que dar toros, si, pero no a cualquier precio”. Amen