(Firma: Emilio Marín) Los villancicos se acercan, sus cancioncillas alegres y juguetonas brincan como las voces de los niños, libres del colegio y de los pupitres. Diciembre avanza seguro y despidiendo el año sin decir adiós.  Pero es otro diciembre y otras navidades.
Por muchas luces que adornen las calles, por muchos árboles cargados de colores y estrellas… el virus sigue entre nosotros. Ya sé que nuestra idiosincrasia nos hace mostrarnos expansivos, afectuosos y alegres, sobre todo en los encuentros con amigos en lugares públicos o familiares, muy propios de esta época.
Sin duda en estos días se ampliaran los horarios comerciales y de hostelería, y, afortunadamente, la frase “Hay que salvar la Navidad” ha desaparecido por la más afortunada “Lo importante es salvar la vida”. Porque como dice el dicho callejero “Los muertos no van a los restaurantes”.
Teniendo en cuenta, y según informa HuelvaYa, que “en nuestra provincia baja la tasa de contagios, pero sigue en riesgo extremo por Covid”, las instituciones onubenses han pedido sensatez a los ciudadanos.
En otras palabras, la decisión, la responsabilidad, está en cada uno de nosotros a fin de evitar una tercera oleada de la que hablan los expertos pasados los Reyes, y que estará en función de cómo actuemos los próximos días, ya que olvidamos que seguimos en estado de alarma.
Por lo tanto, esperamos con ansiedad la llegada de la vacuna que nos tranquilice y de seguridad, teniendo en cuenta el consejo de la viróloga Margarita del Val: “Hasta que no estén vacunadas y protegidas todas las personas de alto riesgo, hay que cuidarse mucho y no infectar a quienes nos rodean”.
Y dentro de este clima, recibamos en casa a los seres queridos que se encuentran lejos, con la debida prudencia, porque hemos llegado vivos a estas fechas.