Funcionarios del siglo XIX, llamados agrimensores, se recorrieron toda España en burro y armados con brújulas y cuadernos de campo para trazar las lindes de cada término municipal. Hacia 1870, el Imperio español estaba en decadencia perdiendo sus últimas colonias y el Gobierno quería saber con qué riqueza agrícola y minera contaba en su propio territorio. El Instituto Geográfico Nacional emprendió el primer Mapa Topográfico Nacional para describir todos los municipios españoles. Los agrimensores eran los encargados de delimitar las lindes de cada uno. Estudiando los archivos de los ayuntamientos, hablando con los mayores del lugar y usando cuantas fuentes hallaran, fijaron dónde terminaba un municipio y empezaba el siguiente. Previo acuerdo de los afectados, marcaron esas lindes con puntos de amojonamiento. En la mayoría de los casos se señalizaban con bloques de piedras, pero en ocasiones usaban elementos naturales o incluso fenómenos meteorológicos como las mareas en el caso de los límites costeros.
Una directiva europea de 2007 obliga a traducir esa delimitación del siglo XIX al Sistema Geodésico de Referencia ETRS89 y a expresar las coordenadas de cada mojón en grados sexagesimales, con precisión mínima de cinco decimales y en proyección UTM huso 30 para la representación cartográfica. En Andalucía, esa adaptación es competencia de la Dirección General de Administración Local de la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local, que dirige Juan Marín. Y ese trabajo de actualización del mapa municipal de Andalucía para adaptarlo al siglo XXI no está exento de sorpresas, como un territorio nuevo que en este siglo y medio transcurrido ha emergido en la desembocadura del río que separa Huelva y Punta Umbría y que, de momento, no es de nadie al no haber sido reclamado por ninguno de los dos municipios. Pero también límites costeros que los fenómenos meteorológicos han variado o planeamientos urbanísticos que se extienden fuera de las fronteras oficiales de un término municipal.
De agrimensores en burro con brújula a topógrafos con georradares
Los actuales agrimensores son los técnicos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), que han cambiado el burro y la brújula por modernos equipos de georreferenciación de gran precisión. Pero siguen yendo al terreno, analizando los archivos municipales, buscando los mojones que colocaron sus antepasados para fotografiarlos y fijar sus coordenadas y elaborando mapas, ahora con sofisticados programas de ordenador.
El replanteo se realiza sobre límites que ya en el siglo XIX fueron calificados como definitivos porque los municipios afectados declararon estar de acuerdo. Son esos límites los que, de oficio, la Dirección General de Administración Local actualiza para expresarlos en las coordenadas y el sistema geodésico que exige la UE. Una vez realizados, se publican en el BOJA unas órdenes con los datos identificativos de las líneas que delimitan los términos municipales.
117 municipios desde 2019
Desde 2019 se han tramitado 88 expedientes de replanteo que afectan a 117 municipios, ya que un mismo expediente afecta a dos términos si bien hay localidades que, a través de varios expedientes, han oficializado sus lindes con varios términos vecinos.
Así por ejemplo, Úbeda (Jaén) ya tiene actualizadas sus lindes con Vilches, Navas de San Juan, Sabiote y Arquillos. O Carmona (Sevilla) las suyas con Brenes, Fuentes de Andalucía, La Campana, Lora del Río y Marchena.
En lo que va de 2021, se han oficializado los límites territoriales de Morelabor y Piñar en Granada así como de El Viso e Hinojosa del Duque y La Rambla y Montemayor en la provincia de Córdoba, donde próximamente se publicará en BOJA la delimitación también entre La Rambla y Montalbán de Córdoba.
Por provincias, en estos dos años la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local ha actualizado los límites territoriales de 12 municipios de Almería, 12 de Cádiz, 16 de Córdoba, 18 de Granada, 5 de Huelva, 11 de Jaén, 17 de Málaga y 26 de Sevilla.
Nuevos suelos sin dueño
Hay casos especialmente llamativos porque la sedimentación y corrientes han hecho emerger terrenos que no existían en el siglo XIX, como ha ocurrido en la desembocadura del río entre Huelva y Punta Umbría. Las lindes entre ambos términos se replantearon el año pasado y quedaron fijadas en una orden publicada en el BOJA del 17 de febrero de 2020 donde se deja constancia de que «si bien el Acta de 10 de mayo de 1897 ubica el punto de amojonamiento final, M2, en la confluencia de la frontera natural del río que separa Huelva y Cartaya (hoy Punta Umbría) con el océano Atlántico, desde tal fecha ha emergido del mar un considerable terreno, previéndose que tal ámbito territorial va a ir incrementándose progresivamente mediante la sedimentación arenosa que irá ganándole espacio al mar en la desembocadura fluvial».
Al no haber sido reclamado por ninguno de los ayuntamientos hasta ahora (para ello deben impulsar un expediente de alteración del término municipal), la delimitación territorial no incluye ese espacio por lo que, hoy por hoy, es tierra de nadie.