Cortegana se suma a los actos conmemorativos que tendrán lugar este domingo en Menard (Texas), con motivo del 263 aniversario de la destrucción de la misión de Santa Cruz de San Sabá (en las inmediaciones de la actual localidad), en la que resultó muerto el misionero corteganés fray Alonso Giraldo de Terreros.
La alcaldesa de Cortegana, Virginia Muñiz, ha enviado una carta de adhesión al acto en la que agradece el esfuerzo de las autoridades locales por mantener viva la memoria de Giraldo, cuya iniciativa misionera sembró las bases del futuro poblamiento de la zona central de Texas. Con esta iniciativa, Cortegana refuerza sus vínculos con la localidad texana de Menard, con la que está hermanada desde hace algunos años.
Muñiz, para quien aquellos acontecimientos sólo pueden ser analizados desde la contextualización histórica necesaria para comprender todas las circunstancias que los rodearon, apuesta por mantener y reforzar las relaciones de hermandad con Menard, pese a la distancia física que separa ambas poblaciones. La Alcaldesa de Cortegana afirma en su misiva que el vínculo generado por Alonso Giraldo entre Cortegana y Menard -entre Andalucía y Texas- nos sirve, desde una perspectiva contemporánea, para visualizar y reclamar las relaciones entre Europa y América dentro de un marco más multirracial y más intercultural, que enriquezcan por igual a todos los seres humanos de nuestro planeta. La propia labor del misionero es vista por la Primera Edila corteganesa como un estímulo en el presente para reflexionar sobre el intercambio cultural y la paz como herramientas de futuro y como bases para la convivencia.
En la madrugada del 16 de marzo de 1758, los indios cruzaron el río San Saba y destruyeron la Misión de la Santa Cruz de San Sabá, incendiándola y matando a doce españoles, incluido fray Alonso Giraldo de Terreros y fray José de Santiesteban Aberín. Otros nueve españoles también resultaron heridos. La misión nunca se reconstruyó e, incluso, su ubicación se perdió hasta su redescubrimiento en 1993. Sí pervivieron los restos del presidio cercano, que los españoles usaron durante más de una década tras el asalto a la misión.
Ni España ni México (tras su independencia) poblaron la zona central de Texas, por lo que los comanches fueron durante mucho tiempo los señores de aquellas llanuras. En la década de 1860, comenzó la colonización desde el norte. Así, en 1863, el primer niño anglo-texano nacido en el condado de Menard vino al mundo en las ruinas del presidio, que todavía servían como refugio, después de más de un siglo desde su fundación.
Los actos conmemorativos tendrán lugar este domingo, a las dos de la tarde, junto al monolito conmemorativo conocido como Monumento Histórico del Estado de Texas, en las inmediaciones de la ubicación de la misión. Cada año por estas fechas, la Comisión Histórica del Condado de Menard celebra un recordatorio de lo ocurrido a solo un par de millas al este del centro de la actual población de la localidad texana.
Como en años pasados, en el acto interviene un descendiente directo de un sobreviviente de la masacre, Mark Wolf, quien en 1993 jugó un papel esencial en el trabajo de localización de la ubicación de la misión. También participarán varios recreadores de la Historia Colonial Española de San Antonio, entre ellos Joe González y su esposa Stella, quienes lo vienen haciendo habitualmente, comprometidos con esta iniciativa de la Comisión Histórica del Condado de Menard. Este año, Joe González encarnará al padre José Molina, el único sacerdote sobreviviente de la misión, y dará voz al relato documentado de fray Molina sobre la masacre.
En el acto se dará lectura a la misiva enviada por la alcaldesa de Cortegana, así como de otro escrito remitido a las autoridades de Menard por el diplomático español, Juan Manuel Romero de Terreros, también natural de Cortegana y descendiente de la familia de fray Alonso Giraldo de Terreros.
Por su parte, el párroco de la parroquia católica del Sagrado Corazón de Menard, Innocent Ezifule, bendecirá el lugar donde los españoles fueron martirizados. La ceremonia concluirá con una ofrenda floral por parte de la Comisión Histórica del País y el tañido de una campana que se cree que es originaria de la Misión para honrar a aquellos adelantados españoles.