La inteligencia artificial se presenta hoy como una de las grandes promesas tecnológicas. Las razones saltan a la vista: La IA, aún en su estado inicial, ya cuenta con la capacidad de cambiar todos los aspectos de la vida social del hombre.
Hoy la inteligencia artificial parece haber invadido todas las áreas de la vida; desde el mundo del entretenimiento digital como sitios de apuestas en la red como Ice Casino, en donde ya es utilizada en la recolección de metadatos tendientes a personalizar la experiencia de juego cada jugador; hasta industrias más complejas como los vehículos autónomos y procesos computarizados repetitivos.
Pero ¿qué ocurre con aspectos tan humanos como los sentimientos? ¿Puede realmente la IA tener sentimientos? Algunas disertaciones a continuación.
¿Puede la inteligencia artificial sentir emociones?
Cuando se habla de inteligencia artificial, siempre surge la interrogante si su proceder realmente emula el razonamiento humano, y si consecuencialmente puede recrear y simular emociones como las de cualquier persona. En primer lugar resulta deseable comprender que la “inteligencia” creada artificialmente, a día de hoy, dista de ser idéntica a la humana.
Las conclusiones a las que puede llegar la IA responden a modos de procesar, que emulan el razonamiento inductivo y deductivo; entiéndase, la capacidad de sacar una premisa posible partiendo de varios hechos tomados como ciertos, en el caso del primero; como la capacidad de sacar de dos premisas una conclusión lógica en el caso de la segunda.
Pese a esto, existe un tercer razonamiento que es privativo de la mente humana: El abductivo. En éste, se pueden crear conjeturas sobre hechos que ocurren al momento. A diferencia de los otros dos, este no es lineal, ya que busca descubrir un hecho de causas inciertas.
¿Por qué es esto relevante para entender las emociones en el desarrollo de la IA? Porque de momento, la IA solo puede razonar sobre las emociones humanas de una manera deductiva, lineal.
La inteligencia artificial está diseñada para la detección de señales, que les permitan inferir las emociones que siente la persona, sin que ello conlleve a la posibilidad de que puedan sentir; o incluso que puedan generar hipótesis complejas sobre la ontología misma de los sentimientos humanos, algo que solo el razonamiento abductivo podría hacer.
Cómo aprende la inteligencia artificial a diferenciar las emociones
Para sacar conclusiones sobre las emociones de las personas, la inteligencia artificial está programada para identificar señales. Uno de los mecanismos más útiles para identificar sensaciones, es a través del tono de voz de las personas.
Factores como la velocidad de palabras por minutos que se pronuncian, fluctuaciones en el tono de voz e incluso ligeras detecciones en la respiración al hablar, no solo son de fácil detección por algunas IA, sino que en presencia de varias, ésta deduce emociones como el estrés, la excitación euforia, e incluso la pérdida de interés, más aún cuando se detectan con basea un estímulo determinado.
Además, otros recursos como las microexpresiones faciales son también identificadas por la IA. Gracias a estudios de célebres psicólogos como Paul Ekman, se sabe que el rostro humano puede producir más de 10.000 microexpresiones involuntarias, asociables a las distintas emociones humanas.
Gracias al empleo de sensores y a lentes de alta definición, no es particularmente complejo para una cámara identificar esos rasgos que delatan los sentimientos de las personas.
Usos dados a estas tecnologías
Entendiendo el alcance que tienen las emociones humanas en la IA, así como el método de recolección de estos datos, cabría preguntarse ¿Cómo es utilizada estos datos en su sentido práctico? Algunas de las áreas en donde mayor utilidad tiene la evacuación de estos datos son:
- Publicidad y mercadeo: Dentro de esta industria, se utiliza la inteligencia artificial para definir la reacción y las emociones de las personas, partiendo de su exposición a productos, servicios o campañas publicitarias, antes de salir al mercado.
- Centros de llamas: Más allá de lo que verbalmente transmiten las personas, los centros de llamado utilizan esta tecnología, en aras de recibir feedback sobre su experiencia con el personal, o incluso sobre la receptividad de la información extendida por el operador de la llamada, sobre todo en materia de compras y ofertas telemáticas.
- Salud mental: Existen aplicaciones programadas para detectar los niveles de ansiedad y estrés en los usuarios de smartphones. Cuando ocurre, se libera una alarma con un esquema de respuesta, tendiente a aliviar las emociones de quien la posea.
- Vehículos: Existen sistemas que tienen la capacidad de detectar emociones fuertes de las personas que se encuentran en un vehículo. La utilidad de ella es emitir señales que permitan al conductor concentrar su atención en la vía, y no en cualquier otro estímulo que pudiera estar percibiendo dentro del habitáculo.
Emociones en IA: un mundo lleno de posibilidades
Como se ha visto, aunque la IA no tiene la capacidad de sentir emociones humanas, hoy se presenta altamente efectiva para identificarla. Son muchos los beneficios que se vislumbran de cara al futuro como consecuencias de estos algoritmos. Gracias a esto, se espera que el uso de las nuevas tecnologías no sea una cuestión de simple comodidad, sino que represente una auténtica experiencia para cada uno de los sentidos.