Los dulces son en muchos casos inherentes a la Navidad. En una época en la que nos olvidamos de las dietas y asumimos con normalidad que cogeremos ‘unos quilillos de más’ la repostería nos ofrece una inmensa variedad navideña. Las opciones en supermercados y grandes superficies son enormes, pero muchos son los que durante estos días prefieres tirar de la tradición y optar por la repostería tradicional de nuestros abuelos, hecha con la receta apuntada en un cuaderno y que ha pasado de generación en generación para que el toque dulce de la Navidad tenga también un sabor de añoranza y emotividad que no se logra con los productos manufacturados.
Pero si no es de los que se ensucian las manos en la cocina durante esta época, aún hay muchos obradores, pastelerías y confiterías onubenses que se encargan de hacerlo por usted, apostando también por la forma más artesanal de endulzar las papilas gustativas en estas fechas, poniéndonos más fácil el poner no solo sabores, sino recuerdos, sobre la mesa.
Con ello, Huelva Ya ha elaborado una lista de los 10 dulces de Navidad que no faltan en las mesas de la provincia en esta época y que puedes encontrar fácilmente (según la zona) para que la Navidad esté completa en cada casa de la provincia.
1. Piñonate
El piñonate endulza muchas de las mesas navideñas durante esta época con su peculiar sabor con productos de la tierra y la elaboración artesanal heredada durante generaciones, lo que hace de este meloso manjar un producto imprescindible especialmente apreciado en la zona de la Sierra y donde pastelerías como Rufino en Aracena ponen su empeño para llenar la boca de comensales que viven con devoción estas fiestas entrañables.
El estilo andaluz de este dulce, que también tiene adeptos en otros puntos de España, se elabora con una masa de huevo batido y harina de la que se cortan en pequeños trozos a los que se le agregan almendra. El conjunto pasa por aceite y a posterior se le añade ajonjolí, canela y piñones ligeramente tostados. La miel después de hervir se añade al conjunto para compactar los elementos y darle forma mientras aún está caliente. Una delicia culinaria de la que Huelva no va a escapar esta Navidad.
2. Polvorón artesanal
Aunque son los vecinos sevillanos los que se han apuntado al carro del polvorón como producto tradicional, no faltan en Huelva obradores y confiterías que no dejan pasar la oportunidad de realizar el producto estrella de los dulces navideños con su pequeño toque onubense para dejar constancia de que aquí hay buena mano para la repostería tradicional. De hecho, es una elaboración aún muy arraigada en algunos pueblos con tradición matancera, el reservar parte de la manteca del cerdo recién sacrificado para realizar polvorones y mantecados con este producto.
Aunque puede haber muchas variedades para añadir otros sabores y esencias, la ‘receta madre’ de un polvorón como los que se siguen haciendo en Gibraleón o en zonas del Andévalo y la Cuenca Minera, llevan manteca de cerdo, harina de trigo tostada, azúcar glas, algo de almendra molida y quizá algún aromatizante como canela o anís. No son aptos para dietas, pero sí una deliciosa manera de retrotraer a los comensales a los sabores de la infancia con un producto que todos hemos disfrutado alguna vez.
3. Roscos Fritos
Los roscos fritos es una tradición muy de pueblo y en muchas zonas de la provincia, madres y abuelas las elaboran por estas fechas poniéndole cada una su toque familiar. Desde muy antaño es un producto que siempre está sobre las encimeras de las cocinas ideales para el desayuno o un café a media tarde en familia. En Calañas, por ejemplo, son indispensables en esta época del año.
4. Crema de castañas con nueces o chocolate (Castaño del Robledo)
Las castañas son un producto de temporada en el invierno onubense muy cotizado especialmente en la sierra y si hay un municipio en el que tiene especial tradición las elaboraciones con castaña ese es Castaño del Robledo. Teodoro Castilla, de la empresa ‘El monumento’ se dedica a hacer muchas elaboraciones con este producto ( y con otros) para los gourmets onubenses.
La crema de castañas es un producto dulce con mucho tirón durante estas fechas para aplicar a otros postres o para comer directamente extendida en pan o en crujientes, su variedad con chocolate o con nueces, son muy demandadas en Navidad. También elaboran mermeladas de castañas o castañas (enteras) al brandy, como una delicia culinaria.
«Intentamos sacarle lo genuino de su sabor, no incorporándole demasiado azúcar para conservar la esencia del producto y que no nos identifiquen con una mermelada empalagosa que chirríe en los dientes», afirma.
«Obviamente», las ventas en Navidad de estos elaborados dulces son mayores que en otra época del año, aunque ‘El monumento’ está disponible durante todo el año para sus elaboraciones, pero ahora «hay un aumento bastante considerable».
5 Abuelas de miel (Escacena del Campo)
Las abuelas de miel, u otras variedades de dulces de miel como los gañotes o los pestiños también son muy típicos de las fiestas navideñas. En el obrador Las Tres Caleros de Escacena del Campo están durante estas fechas llevando a cabo un enorme trabajo para surtir con su dulce esencia las mesas navideñas de la provincia.
Se elaboran con huevos, anís, aceite de oliva y harina hasta obtener una masa que no se pegue en las manos y que se deja reposar en la nevera. Luego se extiende la masa en porciones hasta que queden láminas muy finas, casi transparentes, a las que se le da forma para freír en aceite muy caliente hasta que quedan doradas. Por último se de la capa de dulzor con miel y zumo de limón llevadas al punto de ebullición que terminarán por revestir este dulce tan típico en comarcas como el Andévalo y el Condado.
6 Coca (Isla Cristina)
La coca es uno de los productos estrella de la repostería de la costa oriental de Huelva. Ayamonte e Isla Cristina es donde más se saborea. En Señora Juana (La Redondela) se sienten muy orgullosos de la forma artesanal en la que elaboran este producto de la que venden mucho a lo largo de las navidades, aunque en Semana Santa es lo tradicional, el gusto por este dulce ha hecho extender su consumo a todo el año con un repunte también durante estas fechas claves en familia.
7 Nevaditos
Ya solo su nombre y su aspecto recuerda a la Navidad y es uno de los dulces con más aceptación en la provincia de Huelva. Su receta lleva manteca de cerdo, harina, azúcar y vino blanco hasta formar una masa blanda que se envuelve en film transparente y que se debe dejar en reposo unas tres horas. La cocción en el horno final y el espolvoreado con azúcar glas le dan ese aspecto tan delicioso.
8 Mazapán (Gibraleón)
El Mazapán es uno de los dulces más típicos de la Navidad en toda España, pero hay zonas donde tiene más aceptación. Gibraleón tiene algunos obradores, confiterías y pastelerías más especializados en este producto en el que la almendra es la principal materia prima junto al azúcar. Es uno de los productos de los de toda la vida que Navidad tras Navidad hace la boca agua de pequeños y mayores.
9 Roscón de Reyes (Almonte)
Es otro clásico de las navidades, el roscón de reyes tienen también mucha aceptación en los hogares onubenses. En la pastelería ‘Zampabollos’ de Almonte tienen este manjar como especialidad. El roscón de reyes casero se realiza con harina de fuerza, leche tibia, levadura fresca, azúcar, mantequilla derretida, huevos, agua de azahar y ralladura de naranja y limón.
10. La torta de Resobá (Bollullos)
Es más típica de la Semana Santa, pero en Bollullos también suele tener mucho tirón por las navidades: Hecho con harina, agua, ajonjolí, aceite de oliva, almendra, canela, azúcar y matalahúva. Es un producto típico sobre todo de este municipio condal, pero que poco a poco, va teniendo más tirón entre otros comensales onubenses que ven la oportunidad de saborear un dulce diferente y genuino de la provincia.
Bonus Track. Dulce de Calabaza (Gibraleón)
Dejamos para el final un dulce que también tiene un sello onubense y que en Gibraléon llevan siglos preparando. Con una receta compleja que lleva muchas horas de elaboración para obtener el producto final, este dulce cuenta con una maneras arraigadas en el tiempo impensables en la sociedad industrializada actual (es indispensable utilizar una piedra de cal para su elaboración).
El dulce de calabaza es uno de los productos que aunque se está perdiendo por su complejidad, sigue explotando en los paladares de muchos onubenses, especialmente en Gibraleón donde sigue teniendo muchos adeptos o en Lepe, donde tampoco se ha perdido del todo este manjar de antaño.
Hay que cortar la calabaza en trocitos y sumergir una piedra de cal en agua dentro de un trapo. En esa agua de cal se sumerge la calabaza y se tiene aproximadamente una hora. Tras este proceso, se lava bien la calabaza y se pesa aportando posteriormente un kilo de azúcar por cada kilo y medio de calabaza. En una olla se cocerá la calabaza y se añade al final ralladura de limón. El producto almibarado podrá permanecer meses en su tarro o recipiente hasta llegar a estas fechas.
