Como podemos observar en las fotografías, los contenedores de basura de los aparcamientos vigilados de la paradisiaca playa de Cuesta Maneli, provocan un terrible impacto visual, ya que no guardan consonancia con el entorno natural: están fabricados con bidones metálicos que se encuentran podridos por el paso del tiempo, afeando el paisaje y representando un peligro para el visitante. Esta triste imagen va mucho más allá de lo estético o medioambiental, ya que influye de una manera muy negativa en el turismo, una de las principales fuentes de ingresos de los municipios del entorno.
Después del incendio de Doñana de 2017, se llevó a cabo una reforestación y restauración de la zona y se cambió la cancela de hierro de la entrada a la nueva pasarela de acceso a la playa, por una de madera, material más propio del entorno. Sin embargo, nadie se percató del intrusismo de estos contenedores en el paisaje.
Según consta en el tique, por el que los usuarios pagan 2 euros para poder hacer uso del aparcamiento durante los meses de abril a octubre, ese dinero repercute en el mantenimiento de la zona, aunque a la vista está que el mantenimiento deja mucho que desear.
¿Saben en Bruselas lo que está ocurriendo en este rincón de Doñana? Creo que no. Una de dos, o es insuficiente el dinero que se destina para el sostenimiento del Parque o ese dinero no se está empleando bien. No podemos consentir que detalles como este deterioren la imagen de esta maravilla natural de extraordinaria belleza que nos cuesta el dinero a todos los europeos. Desde aquí hacemos un llamamiento a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, responsable de la conservación de este espacio protegido, para que los sustituyan por unos de madera o de cualquier otro material semejante.
Frente a este indecente contenedor podemos ver varios bancos de madera completamente integrados en el paisaje.