Los brazos robóticos y los usos que están revolucionando el mundo

Puede que en la conciencia social la robótica siga siendo algo propio del cine de ciencia ficción. No obstante, la evidencia tecnológica ha demostrado con creces que ya es un recurso real que ha pasado a formar parte de una buena variedad de estratos empresariales. Uno de los elementos que más han dado de qué hablar en esta materia son los robots colaborativos que, generalmente con la forma de un brazo, ayudan a las fábricas y a la industria en general a optimizar su rendimiento. Por eso, es el momento de dejar de pensar que estamos lejos de que la robótica forme parte de nuestro día a día; ya que, aunque mucha gente no lo sepa, es algo que está ocurriendo en la actualidad.

Los brazos robóticos cambian la dinámica industrial

Los brazos roboticos son dispositivos programados mediante softwares de inteligencia artificial que tienen como fin llevar a cabo un amplio volumen de labores por cuenta propia. Esto sucede gracias a su capacidad de entender y procesar los patrones, siguiendo una serie de pautas de manera automática sin margen de error. En consecuencia, es evidente que uno de los roles más relevantes de estos sistemas está en el ámbito industrial. Por ejemplo, estos robots colaborativos, también conocidos como cobots, son capaces de llevar a cabo labores como el atornillado de piezas con una prodigiosa rapidez.

De esta manera, los brazos robóticos son especialmente útiles en las cadenas de montaje. Una vez se le indica qué debe hacer, el dispositivo procesa los datos para ponerse manos a la obra de inmediato. Esto no solo atañe al atornillado de piezas, sino también a otros más delicados como la soldadura. Lo cual permite suprimir un amplio volumen de riesgos para los operarios en las fábricas, haciendo que las funciones de bajo valor añadido no quiten tiempo a otras más específicas y, por ende, de mayor complejidad.

Por otro lado, queremos comentar el papel que juegan en los controles de calidad de la industria. Los robots colaborativos pueden ejecutar escaneados en 3D, midiendo así de forma milimétrica cada pieza o ángulo muerto de aquello que se ha fabricado. Al hacerlo, envían la información a los responsables de estos estudios para que detecten si hay algún fallo que ponga en peligro la integridad del producto. Un servicio clave en áreas como la automoción o la aeronáutica. 

El final del esfuerzo humano está cerca

Como bien venimos comentando, una de las funciones más destacadas de la robótica colaborativa es su capacidad para eliminar todas aquellas labores que, sin mucha complejidad de por medio, exigen tiempo a los empleados. ¿Por qué hacerlo si una máquina es capaz de cumplir con esta función? Sería como llevar una pieza de un lugar a otro cuando existen cintas transportadoras. No obstante, además de eliminar de raíz muchos de los esfuerzos cotidianos e innecesarios en las fábricas, también resuelven estas tareas con mayor precisión. Es más, en muchos casos superan los límites del ser humano.  

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en el bin picking o, lo que es lo mismo, la organización de la basura. Los cobots, con la inteligencia artificial mediante, pueden reconocer objetos en grandes contenedores de basura para así rescatarlos y cambiarlos de lugar. De esta manera, se previene que componentes importantes para la fábrica se pierdan e incluso ayuda en las labores de reciclaje. Otra prueba del alcance de esta tecnología la podemos ver en los trabajos no ergonómicos; es decir, aquellos que las limitaciones anatómicas del cuerpo humano impiden que un operario los pueda realizar por cuenta propia.

Como habrás podido observar, este sector está revolucionando por completo el mundo industrial tal y como lo conocemos. Los procesos de fabricación se están acelerando hasta alcanzar rendimientos jamás antes vistos, por lo que es el momento de ponerse las pilas e invertir en dicha tecnología. Los robots han llegado y es importante darles la bienvenida que se merecen.  

 

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