La voz de Vanessa Alves acompañada a la guitarra portuguesa por Paulo Parreira y a la viola de fado por Rogerio Ferreira «nos harán sentir la grandeza del fado».
Venta de entradas para el concierto de Vanessa Alves
Vanessa Alves nació en 1985, por su edad pertenece a la nueva generación de fadistas aunque por su capacidad interpretativa, su voz y su personalísimo e inconfundible estilo se encuadraría mejor en la más rancia y pura tradición fadista . Con 14 años inició su carrera en las Casas de Fado, a las que considera la verdadera escuela de la canción de Lisboa, ciudad donde nació y creció. Pasó por la Taverna do Embuçado, Bacalhau de Molho, Mesa de Frades y en 2006 fue invitada por Maria da Fé, para integrar el elenco de «Sr. Vinho», hasta 2014, que pasó a formar parte de la prestigiosa casa de Mario Pacheco, Clube de Fado.
Desde entonces ha llevado a cabo numerosos conciertos entre los que cabe destacar en Portugal, el de la Festa do Avante, o el del Auditório Ruy de Carvalho, y el de la Casa da Música.
Entre sus actuaciones en el extranjero destaca su gira, invitada por la Embajada de China en Pekín y en Shangai. Participó en el Festival de Gante en Bélgica, llevó su fado hasta las áridas tierras de Marruecos y en el pasado mes de Diciembre actuó en Sevilla ante una sala que agotó sus trescientas localidades el mismo día que fue anunciado el concierto.
Participó en el CD que forma parte del libro de poemas de José Luis Gordo, con dos temas, entre los cuales cantó A Grande Marcha de Lisboa de 2008. Y más recientemente en el proyecto Urbanas de Diogo Clemente.
Así mismo es autora de algún tema de su repertorio, entre los destaca su Marcha de Marceneiro titulada, «No silencio onde me prendo».
Vanessa Alves lleva en su voz la prolongación de su alma fadista clásica. Es en los fados tradicionales donde encuentra su espacio natural imprimiéndoles su fuerza y su carácter. Y es a través de éstos que transmite a quien la oye el peso y la intensidad de las palabras, que trata con enorme respeto y cariño, en los tonos y los tiempos justos del fado más puro.