Cada vez son más los españoles que ponen rumbo al país norteamericano para viajes de entre 10 y 15 días. Las posibilidades naturales y culturales que ofrece el país dejan a los viajeros con ganas de más, de ahí que sea clave, por las distancias entre ciudades, planificar bien las rutas para aprovechar al máximo el tiempo.
Entre los requisitos para viajar a Canadá desde España se encuentra la necesidad no solo de disponer del pasaporte vigente y con seis meses de validez desde la fecha de salida del vuelo, sino también contar con la eTA Canada, ver si siguen vigentes las restricciones de vacunación covid o, incluso, en algunos casos, una declaración de aduanas para agilizar el paso.
Todo ello se puede revisar con los consulados y embajadas para garantizar cumplir con todos los criterios que requieren para su acceso al país.
Dicho esto, ¡hora de ver la ruta!
Una ruta de 10 días que no dejará indiferente a nadie
Hay que reservar, sin lugar a dudas, un par de días para visitar Vancouver. Lo ideal sería volar hasta aquí para que sea el punto de partida. Esta capital de la Columbia Británica tiene mucho que ofrecer a sus visitantes.
Para empezar, nada como perderse por el centro de la ciudad y llegar hasta el Parque Stanley, donde se disfrutará del mirador del Vancouver Lookout. No es posible dejar la ciudad sin hacerse la foto de rigor en el Puente Colgante de Capilano, uno de los hitos arquitectónicos no solo de la ciudad sino del propio país desde donde se pueden tocar las altas copas de los árboles.
Wreck Beach es un enclave natural que también es recomendable y más, si se va con niños.
Desde esta ciudad, hay que buscar la manera de llegar a Victoria vía ferry para disfrutar no solo de los arreglos florales de los Jardines Butchart sino también del Museo Real para ver la historia de la Columbia Británica.
Hora de poner rumbo al Parque Nacional Banff, en Alberta, cogiendo un avión que vaya desde Victoria a Calgary. Situado en las Montañas Rocosas, es uno de los lugares perfectos para disfrutar de los lagos turquesa que salen en todas las películas y folletos publicitarios del país. El Lago Moraine o el Lago Louise son el regalo perfecto después de aprovechar para hacer una ruta de senderismo.
Desde Calgary hasta Toronto se vuela para llegar a la que es la ciudad más grande del país. Y, dado su volumen, nada como subir a la Torre CN para hacerse a la idea de sus dimensiones a través de una panorámica única.
Todo el que llega hasta Toronto debe disfrutar del barrio de Distillery y el mercado de St. Lawrence y, si hay tiempo y ganas, disfrutar de la parte canadiense de las Cataratas del Niágara, tan solo a unas horas de distancia si se organiza previamente.
Último vuelo interno, de Toronto a Montreal para ver una de las ciudades con más contrastes de Canadá. Pasear por su casco antiguo y disfrutar de la Basílica de Notre-Dame explican por qué se considera la capital francófona de norteamérica.
Un itinerario, sin duda, intenso, pero con que hacerse a una idea real de lo que es este país a grandes rasgos, sabiendo que en cualquiera de sus calles se disfruta de una comida callejera sin igual, que sus gentes son hospitalarias y ayudan a los viajeros con todo lo que necesiten y donde la seguridad y la calidad de vida están muy por encima de la media del planeta. Todo un reto para viajeros experimentados.
