Alrededor de 300 de personas con discapacidad o problemas de movilidad han participado en la 25 edición del Programa ‘Un Baño Sin Barreras’ gracias a un equipo integrado por 30 voluntarios y voluntarias de Cruz Roja Huelva, que han hecho posible que las dificultades no fueran un obstáculo para disfrutar plenamente de la playa, algo que sería imposible sin la unión de fuerzas de la Organización humanitaria, el Ayuntamiento de Huelva y el Ayuntamiento de Cartaya.
El esfuerzo, la formación y el compromiso del voluntariado de Cruz Roja, el patrocinio del Ayuntamiento de Huelva, que proporciona financiación; y la colaboración del Ayuntamiento de Cartaya, que facilita material y el espacio en la playa, han sido las claves que han permitido que este año el programa ‘Un baño sin barreras’ haya cumplido un cuarto de siglo, llenando los meses de julio y agosto de todas estas personas de historias de superación, amistad, emoción y solidaridad.
“Algo que parece tan sencillo como pasear por la arena o darse un baño en el mar es muy complicado, incluso imposible, para muchas personas, por eso es tan conmovedor y satisfactorio ver sus miradas al poder bañarse en los anfybuggys”, señala el coordinador del equipo, Abraham Carrascal, que resume esta experiencia con estas palabras “es un trabajo placentero, un trabajo serio y de mucha responsabilidad debido a la labor que se cumple, y con las personas que se trata, las cuales dependen de nosotros y nosotras, y a las que hay que dar un trato exquisito en todo momento, porque son personas con la emoción a flor de piel, y sin duda merecen el máximo de Cruz Roja, ya que son personas que pueden sentirse inseguras y vulnerables y se ponen en nuestras manos, dándonos la responsabilidad de ser capaces de dibujar la sonrisa de la felicidad en su cara´.
Merche, una de las voluntarias destaca la historia de “una señora mayor de unos 70 años, que llevaba 5 años sin ir a la playa, cuando bajamos la rampa de madera hacia nuestro puesto de servicio, con el simple hecho de ver el agua, empezó a llorar, súper emocionada, porque no se lo creía”. Y también recuerda los momentos vividos con otra señora que “nos decía que poder estar allí, en la arena, mojándome los pies y rodeada de esta vida y juventud, no tiene precio, y me pongo a pensar el poquito tiempo que me queda, a si que, ¡valoren la vida!”.
En esta línea, el coordinador del dispositivo dice tener grabadas muchas historias, pero destaca dos de tantas, la “una señora, que también llevaba años sin ir a la playa, estaba súper feliz, y súper agradecida, no dejó en todo el tiempo de hacer fotos, de charlar, de agradecernos, y de decirnos que por favor la lleváramos a la playa cada vez que fuéramos, que estaba encantada”.
Y la historia de “otra chica más joven, que iba todos los días conduciendo con su coche, hasta los aparcamientos, y una vez ahí le dábamos asistencia, ya que, tenía movilidad reducida en las piernas, y nos decía siempre que tenía que aprovechar al máximo durante todo el verano los días que nosotros fuéramos, porque sola no podía, que era posible gracias a los voluntarios y voluntarias”.
En el programa han participado Aspacehu, Aspapronias, Faisem, el Centro de Personas Mayores de La Orden, la Asociación de Enfermos Renales Alcer y la Residencia de Personas Mayores de Cartaya, además de numerosas personas particulares que contactan directamente con Cruz Roja. Como siempre, los voluntarios y voluntarias han prestado un servicio integral, que incluye la recogida de las personas usuarias y sus acompañantes en su domicilio, previa llamada a la ONG, y en la sede de las asociaciones adscritas, así como el transporte hasta la playa, donde les ayudan a bañarse, gracias a cuatro vehículos anfibios denominados anfibuggy, al tiempo que hacen posible que pasen una jornada de convivencia y diversión en las carpas habilitadas para el disfrute de cada jornada.
Para hacer posible todo esto es esencial la financiación del Ayuntamiento de Huelva y el apoyo del Ayuntamiento de Cartaya, a partir de ahí Cruz Roja Huelva se vuelca en la organización de un equipo de voluntariado procedente de distintas áreas asistenciales de la Organización, desde técnicos/as sanitarios a socorristas acuáticos, pasando por educadores/as sociales, hasta conductores/as de vehículos adaptados, de vehículos de apoyo y voluntariado de acompañamiento, todos formados con anterioridad para garantizar la seguridad de todas las personas usuarias en los baños en el mar y para desarrollar las acciones de animación con paseos por la orilla del mar, charlas, talleres, juegos y otras actividades lúdicas que ayudan a normalizar la vida de las personas con movilidad reducida eliminando barreras y llenado de alegría su verano.
En este sentido, Abraham Carrascal destaca “la disponibilidad, la actitud, la constancia, el compromiso, y lo más importante, que estén dispuestos y dispuestas a regalar su tiempo, sin duda para estos tiempos, el bien más preciado y de valor incalculable, sin ellos no sería posible”.