La acusación particular de los familiares de la víctima mortal –un hombre de 35 años– del acusado de arrollar a varias personas en dos terrazas de Gibraleón el 9 de octubre de 2022, y de otros seis afectados, ha solicitado 25 años de prisión por un delito de asesinato, así como 15 años por tentativas de asesinato por cada una de las ocho «cometidas» y cinco años por conducción temeraria, lo que sumaría un total de 150 años de cárcel, si bien la máxima pena imputable es de 35 años.
Así lo ha indicado el abogado de la familia, José Luis Orta, quien ha señalado que el Ministerio Fiscal apoya la acusación, así como que la defensa «reconoce» la autoría de los hechos pero «argumenta que su representado es inimputable» y, por tanto, considera que «debe ser absuelto de los cargos que se le imputan solicitando medidas de internamiento psiquiátrico».
De este modo, finalizada la instrucción del procedimiento, después de más de dos años, ahora los autos pasarán a la Audiencia Provincial de Huelva que conformará el Tribunal del Jurado y pondrá fecha de juicio. Cabe recordar que, en la actualidad, el acusado se encuentra interno en prisión después de que el Juzgado de Instrucción número 5 de Huelva acordara el pasado 1 de octubre prorrogar la prisión provisional a petición del Ministerio Fiscal y las acusaciones –a lo que no se opuso la defensa–.
Según recoge el escrito de la acusación particular, a las 14.20 horas del 9 de octubre de 2022 el acusado se encontraba conduciendo un coche de su propiedad y «decidió, voluntaria y plenamente consciente de sus actos, situarse a la altura del bar ‘El Apoderado’ y colocar el vehículo en una posición certera para atropellar y matar al mayor número de personas posibles».
Asimismo, señala que, previamente al atropello, varios testigos escucharon gritar «esa mesa hay que atropellarla» y «os voy a llevar por delante», además de «os tengo que matar a todos» o «hijos de puta», por lo que considera la acusación que esto «da a entender que lo que pretendía era que se supiera claramente cuales eran sus intenciones y frente a quienes iba a actuar de forma deliberada y concreta».
«Entre el medio elegido para matar, un vehículo a gran velocidad, y la sorpresa de los hechos, la capacidad de respuesta fue limitada por aquellos elegidos por el acusado y de dicho atropello sufrieron el primer embiste una mesa donde se encontraban tres personas, resultando especialmente herido de mucha gravedad una de ellas» que «a día de hoy presenta las secuelas más ostensibles».
La segunda mesa «alcanzada en el recorrido del atropello homicida», donde estaban cuatro personas, «corrió peor suerte al encontrar la muerte un hombre que se encontraba allí sentando, «tras un impacto directo sobre su cuerpo, dejando lesionados a algunos de los demás», así como que «el acusado hizo ademán de volver a atropellar a los que ya estaban heridos».
En este sentido, la acusación asevera que «las consecuencias no fueron más graves por la distracción que al acusado le supuso la presencia» de otra persona que «con aspavientos, condujo hacia él su atención y consiguió retirar de la escena del bar ‘El apoderado’ al acusado poniendo en peligro su vida», al tiempo que destaca que «el acusado siguió su marcha buscando hacer más daño voluntariamente y se dirigió al bar ‘La Almazara’ donde embistió contra una mesa donde se encontraban otras cuatro personas «y tras embestirlos con el coche el acusado gritó: ya no vais a hablar más de mí, ahora os vais a reír con razón» y «huyó, siendo detenido posteriormente».
Concluye el escrito indicando que, según se relata, «existía un vínculo de enemistad manifiesta entre el acusado y una de las personas atropelladas por una ruptura de pareja», así como «otra enemistad entre el acusado y el padre de su expareja, que acabó con otro atropello con vehículo intencionado por parte del acusado». Asimismo, señala que «existen denuncias penales con sentencias condenatorias que certifican la enemistad manifiesta de la familia del acusado y la de su expareja», que fue una de las personas que resultó atropellada.