El Velvet Ballroom del Hotel Seda BGC, en Taguig City, ha sido el escenario de la presentación oficial de The Pangolin Sound Project, un ambicioso proyecto liderado por el onubense Augusto Chávez, que combina música, arte y conservación ambiental para proteger al pangolín de Palawan (Manis culionensis). Este mamífero, endémico de Filipinas, es considerado el animal más traficado del mundo y se encuentra en peligro crítico de extinción.
Augusto Chávez, fundador y CEO de The Pangolin Sound Project, es también uno de los socios fundadores de Mosquito Club, un icónico espacio cultural y musical en Punta Umbría, Huelva. Además, dirige en El Nido, Palawan, The Pangolin Cocktail Bar, desde donde combina su pasión por la música y su compromiso con la sostenibilidad. Chávez divide su tiempo entre Huelva y Filipinas, lo que le permite trabajar estrechamente tanto con las comunidades locales de Palawan como con su equipo en España.
El evento contó con la participación de Ignacio Sánchez de Taboada, Cónsul General de España en Filipinas; Germaine de Ruña, representante de la Zoological Society of London (ZSL) en Filipinas; y representantes del Departamento de Medio Ambiente y Recursos Naturales (DENR por sus siglas en inglés), la Alianza Francesa y la Embajada de Francia en Filipinas, quienes mostraron su apoyo a esta innovadora iniciativa.
Desde su lanzamiento, The Pangolin Sound Project ha contado con destacados DJs y productores internacionales como Gifted Fire, Chuck Black, Afrosideral, Bad Kiss y Miro Grgic, quienes han puesto su talento al servicio de esta causa para transmitir un mensaje de conservación a través de la música.
En su intervención, el onubense Augusto Chávez compartió la inspiración personal que le llevó a crear el proyecto:
«Como onubense, siempre he sentido la necesidad de contribuir a algo más grande, algo que marque la diferencia. Este proyecto no solo busca proteger al pangolín de Palawan, sino demostrar que, desde cualquier rincón del mundo, podemos generar un impacto global. La música es nuestra herramienta para conectar, inspirar y, sobre todo, actuar.»
Ignacio Sánchez de Taboada, Cónsul General de España en Filipinas, destacó que «desde el Consulado estamos decididos a apoyar proyectos como The Pangolin Sound Project, no solo como servidores públicos, sino también como ciudadanos responsables. Como decía San Agustín: ‘Nullus potest amare aliquid incognitum’—’Nadie puede amar lo que no conoce.’ Ciencia y arte pueden unirse para alcanzar metas extraordinarias.»
Por su parte, Germaine de Ruña, de ZSL, subrayó la importancia de esta colaboración: «Hemos colaborado durante años con The Pangolin Cocktail Bar en El Nido, pero con The Pangolin Sound Project se abren muchas más oportunidades de colaboración. Este proyecto es, en sí mismo, tanto emocionante como necesario—no solo para el bienestar del pangolín, sino para toda la vida silvestre de Filipinas.»
El pangolín de Palawan: un símbolo en peligro
El pangolín de Palawan es el único mamífero cubierto de escamas de queratina y desempeña un papel crucial en el ecosistema al controlar poblaciones de hormigas y termitas. Sin embargo, enfrenta amenazas graves debido a la caza furtiva, el tráfico ilegal y la pérdida de su hábitat.
La Zoological Society of London (ZSL) lleva años trabajando en Palawan junto a las comunidades locales para proteger el hábitat del pangolín y fomentar prácticas sostenibles. The Pangolin Sound Project amplifica estos esfuerzos, utilizando música y narrativa digital para llegar a audiencias globales y movilizar recursos para su conservación.
Micromecenazgo: un llamado a la acción
The Pangolin Sound Project invita a todos a unirse a su misión, ya sea como patrocinadores, colaboradores o micromecenas. A través de Patreon, cualquiera puede contribuir fácilmente para financiar la protección del pangolín, la creación de contenido musical y la educación ambiental.
Apoya el proyecto aquí: Patreon: The Pangolin Sound Project
«Este es solo el comienzo. Juntos, podemos proteger lo que es valioso y crear un futuro del que podamos estar orgullosos,» concluyó Augusto Chávez.