Una nueva normativa nacional va a obligar a recuperar los residuos orgánicos para reciclarlos mediante su transformación en compost (fertilizante natural). Para ello, en los próximos meses será instalado en todas las localidades de España un quinto contenedor de color marrón, donde hay que depositar estos residuos, previamente seleccionados en casa, para evitar que terminen mezclados con materiales no reciclables, con el fin de preservar el medio ambiente. El horario establecido para el depósito de residuos será de 20:00 a 00:00 horas.
El nuevo contenedor marrón es cerrado y cuenta con una tecnología electrónica avanzada. Para abrirlo es necesaria una tarjeta o App, que llevará asignado un código con tus datos personales. Y es aquí donde surge la polémica. La identificación del usuario mediante este sistema, para establecer un control sobre quién utiliza el contenedor, con qué frecuencia y a que hora lo hace, supone una violación de la privacidad, un derecho fundamental del ciudadano. Detrás de esta medida que viene disfrazada de verde se esconde un mayor control social y tal vez la futura implantación de una nueva tasa.
Dudo mucho que la nueva “parida” de nuestros gobernantes vaya a tener éxito, pues más bien es una cortina de humo para cubrir el ineficaz sistema de gestión de residuos. Más pronto que tarde, la sofisticada tecnología electrónica de apertura y cierre de los contenedores comenzará a fallar al estar a la intemperie, sometidos a las inclemencias del tiempo, máxime en las zonas costeras por la salinidad del ambiente, lo que obligará a los usuarios a dejar la basura en la calle o utilizar otros contenedores.
¿Qué será lo próximo, un inodoro inteligente en el que tengamos que utilizar una tarjeta o una aplicación móvil cada vez que vayamos a hacer la caca?…
