Según el Foro Económico Mundial, el 44% de las habilidades consideradas esenciales hace cinco años ya están quedando obsoletas debido a la automatización y la inteligencia artificial. Esta transformación obliga a las empresas a repensar cómo gestionan el conocimiento y desarrollan competencias relevantes para sus equipos.
Hoy el desafío no es solo incorporar tecnología, sino convertir la información disponible en decisiones confiables y ágiles. Procesos manuales, reportes dispersos y falta de análisis estructurado limitan la capacidad de muchas áreas para responder a las exigencias del mercado. Ante todo en un software que continúa siendo utilizado por el común de las empresas, como Microsoft Excel.
En este contexto, los cursos de Excel para empresas se han consolidado como una opción para estructurar datos, automatizar tareas y respaldar decisiones estratégicas. Nuevos modelos de formación buscan cerrar brechas reales y mejorar la productividad de equipos en finanzas, recursos humanos u operaciones, conectando la capacitación con resultados concretos.
De la gestión de datos al uso estratégico
La transformación digital ha cambiado el significado de “saber Excel” dentro de las empresas. Ya no se trata solo de crear tablas o realizar cálculos básicos, sino de estructurar información, automatizar procesos y generar análisis que respalden decisiones clave.
El 2025 Global Learning & Skills Trends Report señala que el 62% de los líderes de formación priorizan mejorar la efectividad del aprendizaje para lograr resultados medibles. Esta presión por traducir conocimiento en acción subraya la necesidad de capacitar en niveles más avanzados y orientados a resolver problemas concretos en áreas como finanzas, operaciones o recursos humanos.
Nuevos modelos: progresivos y personalizados
El enfoque tradicional de capacitación, con contenidos generalistas o sesiones desvinculadas del contexto laboral, está dando paso a estructuras más precisas y medibles. Según el LinkedIn Workplace Learning Report 2025, el 89% de los responsables de formación considera crítico construir habilidades relevantes para el futuro, y el 81% afirma que sus líderes esperan ver un impacto directo del aprendizaje en el desempeño.
Para responder a esta expectativa, surgen modelos de formación divididos en niveles progresivos, similares a las certificaciones de idiomas. Estos permiten validar habilidades concretas, evitar la repetición de contenidos ya dominados y enfocar el esfuerzo en cerrar brechas específicas. Así, la capacitación se convierte en un proceso planificado con objetivos claros y resultados aplicables al trabajo diario.
Un sistema de certificaciones por niveles para cerrar brechas reales
Una de las principales limitaciones de los modelos de capacitación tradicionales es ofrecer contenidos idénticos para todos, sin considerar los conocimientos previos ni las necesidades específicas de cada rol. Esto lleva a invertir en formaciones que repiten lo que algunos ya dominan y a descuidar brechas que impactan directamente el trabajo.
Para resolver este problema surgen sistemas de certificaciones progresivas, inspirados en los niveles utilizados en la enseñanza de idiomas como el inglés (A1, B2, C1). En lugar de un solo curso “básico” o “avanzado”, se crean rutas claras y secuenciales que acreditan habilidades específicas y aplicables al trabajo diario.
Plataformas como Ninja Excel aplican este enfoque con un sistema estructurado que avanza desde A0 hasta C2, permitiendo adaptar la formación al punto de partida de cada persona y validar el progreso con objetivos medibles.
Este modelo permite:
- Evitar contenidos redundantes o poco relevantes
- Enfocar el aprendizaje en cerrar brechas reales.
- Medir avances de forma clara y objetiva.
- Alinear la formación con los desafíos específicos del puesto.
Conclusión
Actualizar habilidades no es solo una respuesta a la transformación digital, sino una estrategia clave para sostener la competitividad de la empresa. Modelos de formación estructurados y progresivos permiten que la capacitación sea más que un requisito: se convierte en una herramienta concreta para mejorar la eficiencia, reducir errores y garantizar resultados aplicables al trabajo diario.