El Ayuntamiento de Aracena celebró este jueves un acto con motivo del Día de Recuerdo y Homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra Civil y la Dictadura, con una charla-coloquio en el Salón de Actos de la Plaza Doña Elvira. La cita sirvió para rendir tributo a quienes sufrieron persecución, represión o perdieron la vida, y para reafirmar el compromiso de la localidad con la memoria democrática y la construcción de una sociedad más justa.
Durante el encuentro, el alcalde de Aracena, Manuel Guerra, anunció la inclusión de la fosa común del cementerio municipal dentro del mapa de fosas de la provincia de Huelva, tras los trabajos de localización y estudio previos realizados por el Consistorio con financiación de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, a través de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).
Según explicó el regidor, la fosa ya contaba con un monolito con los nombres de las personas asesinadas en aquel periodo, “pero creímos importante dar un paso más”. En este sentido, el Ayuntamiento ha solicitado nuevas ayudas para avanzar en el proceso, que debe culminar con la exhumación, identificación y dignificación de los cuerpos encontrados.
Guerra destacó la importancia del acto “como una jornada necesaria para recordar a quienes pusieron en riesgo su vida por la libertad y la democracia que hoy disfrutamos”. El alcalde subrayó que “durante décadas imperó la ley del silencio” y defendió la necesidad de “reparar a las víctimas y poner luz en el olvido, para tener una visión más completa y objetiva de nuestra historia”.
El arqueólogo Andrés Fernández, responsable de la prospección en el cementerio municipal, detalló los resultados de los trabajos realizados. Las excavaciones han permitido localizar dos zanjas de unos dos metros de ancho y entre 10 y 15 metros de longitud, donde se habrían arrojado hasta 150 víctimas, aunque los estudios recientes elevan ligeramente esa cifra. Estos hallazgos convierten la fosa de Aracena en una de las más grandes de la provincia de Huelva correspondientes al periodo de la Guerra Civil.
El siguiente paso será la exhumación de los restos y la toma de muestras biológicas a los familiares para facilitar su identificación genética.
Por su parte, la historiadora María Isabel Brenes destacó el valioso trabajo previo de documentación sobre los nombres de las personas asesinadas, fruto de las investigaciones de Eduardo Romero Bomba y Omar Romero de la Osa Fernández. “Su estudio me puso en la pista de lo que podía haber allí y me permitió confirmar y ampliar la información en archivos civiles y militares”, explicó.
Finalmente, Eduardo Romero, responsable del Archivo Municipal de Aracena, ofreció un recorrido por el contexto histórico y social de la localidad entre 1931 y 1936, un periodo marcado por el desempleo, las tensiones sociales y la polarización que desembocaron en la tragedia del verano de 1936.






