Con el patrocinio de la Fundación Caja Rural del Sur, el Teatro Municipal Salvador Távora de Almonte acogió la presentación del nuevo espectáculo del guitarrista Chico Gallardo, titulado “Plaza San Pedro 11”. Una obra profundamente personal que nace de sus vivencias en la casa donde creció, y que convirtió el escenario en un espacio de emoción, memoria y autenticidad.
Más de 450 personas asistieron a una velada que fue mucho más que un concierto: un recorrido íntimo por los recuerdos, la familia y las raíces, transformados en música y poesía flamenca. Desde los primeros acordes, Gallardo mostró una madurez artística plena, fusionando la tradición del flamenco con una sensibilidad contemporánea que atrapó al público desde el silencio hasta el último compás.
El repertorio de “Plaza San Pedro 11” ofreció una cuidada variedad de estilos que reflejan la riqueza del flamenco: fandangos dedicados a Matalascañas, tangos, tarantas, bulerías, alegrías y guajiras, entre otros. Dos momentos especialmente íntimos llegaron cuando el guitarrista interpretó sevillanas con sello propio, compartiendo con el público una conexión directa y sincera desde la máxima cercanía con su guitarra.
El espectáculo contó con la colaboración especial de la cantante Marisol Bizcocho, que aportó su voz y su calidez interpretativa, reforzando el carácter emocional del recital. El cierre llegó con el recordado grupo de sevillanas Senderos, que acompañó a Gallardo en el tema “Mi casa vacía”, una pieza cargada de nostalgia que dejó una profunda huella entre los asistentes.
Durante toda la noche, el artista estuvo arropado por un elenco de músicos de gran nivel: Daniel Bommatti (segunda guitarra), Lito Manez (percusión), Manuel Ramos (bajo), Carmen Molina (cante), María Canea (baile) y Los Mellis (coros). Juntos construyeron un sonido sólido, preciso y envolvente, que unió técnica y emoción en un equilibrio perfecto.
“Plaza San Pedro 11” es, en palabras del propio Gallardo, una oda a los orígenes, a los lugares y momentos que marcan la vida de un artista. Con esta nueva creación, el guitarrista almonteño demuestra su capacidad para emocionar desde la verdad y el respeto a su raíz, haciendo de la guitarra un instrumento de memoria, sentimiento y arte compartido.
El público despidió a Chico Gallardo con una larga ovación y la sensación de haber asistido a algo más que un concierto: una experiencia emocional y artística en la que la guitarra se hizo voz, la voz se hizo recuerdo y el recuerdo se transformó en arte.








