Una de las líneas argumentales que ha comenzado a utilizar el vicepresidente del Congreso y diputado por Huelva, Javier Barrero, se basa en las primeras medidas que ha tomado el Gobierno de Mariano Rajoy. La medida más contradictoria de las adoptadas es la de la subida de impuestos, cuando desde el PP se ha dicho por activa y por pasiva que su objetivo era mantener la presión fiscal o incluso rebajarla.

Lo que no ha dicho Barrero es que esta contradicción, momentánea al menos porque la idea del Ejecutivo del PP es que los impuestos realmente bajen en el transcurso de sus cuatro años de mandato, se ha producido porque las cuentas que ha dejado el Gobierno de Rodríguez Zapatero nada tienen que ver con las previsiones realizadas.

El cierre del ejercicio de 2011 ha deparado la sorpresa de que el 6% de déficit al que nuestro país se había comprometido con Europa se ha convertido en el 8%. Dos puntos porcentuales significan un incremento del déficit real sobre el previsto del orden del 30%, lo que traducido a euros nos coloca ante un agujero añadido de más de 20.000 millones. Ha sido este el motivo por el que el Ejecutivo de Rajoy ha tenido que cambiar uno de sus ejes argumentales para reactivar la economía: la no subida de impuestos.

Lo que resulta un tanto inaudito es que sea el PSOE el que trate de cargar contra las medidas del nuevo Ejecutivo, cuando ha sido su acción de gobierno la que las ha provocado. Es lo que tiene el haber detentado el poder y ponerse a criticar de manera tan simplista unas medidas que son necesarias para que el déficit de nuestro país se vaya colocando en el entorno del 3% que marca Europa y, de paso, la famosa prima de riesgo se sitúe en unos niveles aceptables. Lo contrario es colocar a nuestro país al borde de la ruina más absoluta, que es precisamente lo que ha hecho el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero.