DAMIÁN RODRGÍGUEZ, en nombre del PA, ha denunciado ante la Junta Electoral Central el mantenimiento de tres vallas publicitarias del PSOE después del 28 de marzo, fecha límite para ese tipo de publicidad según la ley impulsada por el mismo PSOE. Parece mentira cómo la sencilla denuncia de un pequeño contrincante hace que el PSOE se estire como una serpiente y realice el mismo gesto rápido y nervioso del reptil. Dice Petronila Guerrero que el PA debería irrumpir en la campaña con propuestas a los ciudadanos y no denunciando este tipo de acontecimientos sin importancia y que ella había dado “orden” de retirar toda la cartelería. Quizás el hecho de que esas tres vallas hayan quedado ahí no resulte tan grave como el intento de la ley de consagrar un sistema bipartidista en el que las minorías no tengas cabida, como si la misma ley D’Hont no fuese ya suficientemente injusta. Ese es un aspecto esencial que tendrá que ser revisado para que el sistema se parezca algo más a una democracia, pero mientras tanto, en una ciudad pequeña como Huelva y un grupo más que modesto como el PA, ha dado un golpe certero en la soberbia de un partido que se lo permite todo, incluso transgredir sus propias normas.
Damián Rodríguez es un joven inexperto, pero con gran capacidad de trabajo y así ha conseguido subir su nivel de conocimiento entre la ciudadanía de algo más del 7% al 22%. Su partido, sencillamente, carece de medios económicos y esta denuncia le viene bien, es verdad, pero es más, nos viene bien a todos en el sentido de que es una llamada de atención sobre el respeto debido a las leyes una vez establecidas. Bien visto, más allá del sentido práctico de la reclamación, está el aspecto moral, la sencillez ética de que todos, incluso los que se han adueñado del poder, tienen que responder de sus hechos. De ese modo, la ciudadanía onubense debe estar agradecida hoy a quienes enfrentando todas las críticas posibles, se han atrevido a llevar al PSOE con todo su poderío, a la Junta Electoral Central, porque ha intentado hacer trampa.
Por supuesto, para el PA no hay enemigo pequeño y cualquier voto le será más que útil. Así no se ha parado en denunciar al PSOE, sino que ha extendido su protesta hacia IU, organización que hábilmente ha inundado la ciudad de la vistosa cartelería diseñada por Vicente Toti. Honestamente, no sé si esa publicidad, en la forma que ha sido colocada, contraviene la norma o no, aunque desde luego sí su espíritu, ya que se ha convertido en un propaganda fija cuando ninguna otra ha permanecido y, por lo tanto, supone una deslealtad con las otras fuerzas políticas. Dando un margen de confianza a la organización de Pedro Jiménez y creyendo que no estuvo en su intención tomar ventaja sobre otras candidaturas de forma torticera, la lógica, nuevamente ética y moral, obliga a los izquierdistas a proceder a la retirada de los carteles que han dejado en toda la ciudad cuando ningún otro lo ha hecho, excepción de las tres vallas del PSOE. Por una vez, quizás, dar la enhorabuena al PA –podría haber sido MRH y habríamos estado en la misma situación-, por recordar a todas las candidaturas que se espera de ellas algo más que promesas electorales, simplemente un comportamiento democrático e igualitario