“Si no existiera una conciencia eterna en el hombre, si como fundamento de todas las cosas se encontrase sólo una fuerza salvaje y desenfrenada que retorciéndose en oscuras pasiones generase todo, tanto lo grandioso como lo insignificante, si un abismo sin fondo, imposible de colmar, se ocultase detrás de todo, ¿qué otra cosa podría ser la existencia sino desesperación?”
S. Kierkegaard (Temor y Temblor)
Huelva no es Lorca. Andalucía la Baja es un depósito de sedimentos que a lo largo del Cuaternario han colmatado lo que fue un mar. Estos depósitos actúan como un colchón que nos ha salvado, y lo continuará haciendo, de las consecuencias de los terremotos que a cada momento y en una zona como esta, se están produciendo. Estamos en una zona de riesgo, pero aún así, todo el sur de la provincia, no puede resultar afectado por un movimiento sísmico del mismo modo que el mismo norte de la provincia, en las últimas estribaciones de la Sierra Morena, ese tremendo escalón rígido que nos separa o nos une, según se mire, de la Meseta Central.
En Lorca pasa algo similar, aquello está asentado sobre las Béticas, que se prolongan luego bajo el mar hasta las Baleares. Allí, por lo tanto, cualquier movimiento de tierra, se manifiesta de forma más evidente. Dicho de otro modo, un mismo terremoto, de igual intensidad y a igual profundidad, no tiene ni mucho menos los mismos resultados en uno y otro lugar. Este cuyo epicentro se ha situado en las inmediaciones de Lorca, con una intensidad que se puede considerar media – baja, aquí lo habríamos notado mucho menos.
En todo caso en Huelva un terremoto de 5’1 no habría derrumbado el campanario de la iglesia de la Concepción, por poner un ejemplo chocante pero ligado al gran terremoto del primero de noviembre de 1755 a las nueve y media de la mañana, que sí que se notó y tuvo consecuencias que se pueden calificar de catastróficas. Pero aquello fue otro cantar y lo que cantó fue sobre todo el posterior tsunami, la gran ola que anegó campos y pueblos en todo el golfo de Cádiz, llevándose con ella a personas, cultivos y animales. Un horror.
Para evitar temores, y al margen de que Huelva debería de contar con un plan de evacuación, de alerta y de asistencia en caso de terremoto, tenemos que avisar también de que en esta ciudad sería imposible que un terremoto ubicara su hipocentro a un kilómetro de profundidad. Bajo la ciudad hay un depósito sedimentario mucho más potente, por lo que de situarse el epicentro en la misma ciudad o alrededores, como ha ocurrido en Lorca, las consecuencias serían mucho menores porque no puede situarse el lugar del desequilibrio interno, de la tremenda fricción (hipocentro) en una zona de depósitos sedimentarios sino a mucha más profundidad.
Podemos estar moderadamente tranquilos, pero sin bajar la guardia. Estamos en una zona de mucha actividad sísmica y ahora mismo, mientras usted lee esto, se está produciendo un pequeño temblor bajo sus pies. No lo notamos, pero no quiere decir que no se estén produciendo. En Lorca sí, allí los sienten con mayor nitidez, es un suelo rígido, rocoso, que transmite más las ondas y las consecuencias de un terremoto. Aquí tenemos un magnifico colchón cuaternario, pero hay que estar prevenidos y procurar que no pase lo que pasó en el 69, cuando cuatro personas murieron por ataques al corazón. Aquello fue un buen susto. Deberíamos aprender.
Bernardo Romero