Las instalaciones de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Infanta Elena comenzará a recibir pacientes la próxima semana tras las obras de reforma y rehabilitación que se han registrado en los últimos meses y que han supuesto una ampliación de su capacidad asistencial, la modernización de su equipamiento clínico y electromédico y una mejora de la seguridad y de la intimidad de los pacientes, contribuyendo a aumentar la calidad de la atención sanitaria que se presta a los pacientes ingresados.
La consejera de Salud, María Jesús Montero, ha realizado esta mañana una visita a la UCI del centro en compañía de los profesionales de la unidad, que en los últimos meses han desarrollado su trabajo en unas instalaciones provisionales mientras se ultimaban las obras que facilitarán la atención a más de 300 pacientes críticos al año residentes en la zona de adscripción del centro hospitalario, gracias el aumento registrado en su capacidad asistencial y en la modernización y mejora de prácticamente todo su equipamiento.
El conjunto de obras y proyectos de renovación desarrollados en la UCI se iniciaron en octubre de 2010 y han permitido una mejora del espacio disponible para la asistencia que facilitará la labor de los profesionales y la atención a los pacientes críticos al incorporar módulos de uso individual que garantizarán el aislamiento en caso necesario. De esta forma, la unidad pasa de contar con siete camas, seis de ellas en habitaciones dobles, a ocho camas en salas individuales, además de sumar dos nuevas camas de cuidados intermedios, que facilitarán el acceso de los pacientes a las distintas áreas de hospitalización una vez hayan superado la situación crítica de mayor riesgo.
La rehabilitación final de la unidad supone la suma de diversas actua-ciones, que han afectado a distintos aspectos de la misma, como la reparación de la cubierta y el cerramiento exterior, el cambio del suelo técnico, la reorganización y optimización de las salas y la renovación de las distintas redes de aprovisionamiento como la de gases medicinales, energía, datos telemáticos, agua y climatización, entre otras, que han supuesto una importante remodelación final que afectará a la calidad de la asistencia que se presta a los usuarios y, sobre todo, una mejora de la seguridad biosanitaria.
Estas obras supondrán también un refuerzo en la comodidad tanto de los pacientes ingresados como de sus familiares, ya que, al incorporar módu-los individuales y una sala de información específica, se facilitará la confiden-cialidad y la comunicación entre los facultativos y los familiares en un mo-mento del proceso tan delicado.
Esta apuesta ha permitido incorporar nuevos sistemas de control de la seguridad biosanitaria del aire, gracias al cerramiento de las ventanas exteriores y la renovación de toda la instalación de climatización, que incorpora una complejo sistema de tres niveles de filtrado con dispositivos reguladores de la presión del aire, así como de la salida y entrada del mismo directamente desde el exterior.
La renovación total de la red eléctrica, así como los dispositivos implantados, han procurado también el aumento de la seguridad eléctrica, como consecuencia de la instalación de paneles de aislamiento, que permiten un control total del sistema, y de la red de tierra equipotencial, que evita cualquier problema derivado del uso combinado de equipos eléctricos, una situación muy usual en la atención a pacientes que precisan de equipamiento electromédico de altas prestaciones.
La adquisición de nuevo mobiliario clínico y convencional, entre el que destacan cabeceras para el equipamiento en columnas, camas articuladas específicas para uso de paciente críticos y grúas de movilización, así como la incorporación de nuevo equipamiento electromédico de alta tecnología, suponen también un valor añadido a la calidad de la asistencia, ya que permitirán mejorar la monitorización de los pacientes ingresados, el control de la ventilación y la capacidad diagnóstica y terapéutica general de la unidad.