¿Cuánto nos cuesta mantener a tanto cargo? Ah, vaya pregunta “reaccionaria” que, sin embargo, formulo una vez comprobado que algunos de nuestros senadores, como Bella u Oria por ejemplo, van a Madrid de paseantes en Corte y ni se molestan en presentar una preguntita oral siquiera en esa Cámara inútil. ¿Hasta cuándo habremos de mantener esta ficción que en plena crisis resulta una injuria a los millones de parados y a los millones de afligidos que se arrastran con un sueldo de hambre? ¿Qué han hecho, qué contienen sus currículos para trincar de por vida sueldos tan elevados y disfrutar de tantos privilegios a cambio de nada? Bella parece que cobraba un pelotazo, encima, por asistir en su Ayuntamiento a actos convencionales, que ya hay que tenerla de cemento. Aunque sería injusto no preguntar qué es lo que han hecho los demás, de izquierdas y de derechas, a qué dedican el tiempo libre estos afortunados –ediles, diputados provinciales, autonómicos o nacionales, senadores, etcétera– entre los que, junto a los esforzados, sobra una legión de vividores que pagan quienes, trabajando, ni sueñan con mitearles la soldada. Fíjense que esos ociosos no se han molestado ni en dar una explicación. El único ERE al que el pueblo soberano daría su visto bueno en masa sería ése en el que usted y yo estamos pensando.
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