DEBO reconocer que llevo bastantes años sin pisar el Real de las Fiestas Colombinas pues pocas veces he tenido oportunidad de visitar Huelva durante los primeros días de agosto. Pero guardo, y lo proclamo con orgullo, muy buenos recuerdos de la feria, desde cuando se celebraba en los Jardines del Muelle –ya ha llovido, lo sé– hasta sus primeras ediciones junto a la ría con el fiasco incluido de la ‘nueva’ plaza de toros.

Cuando empecé a ir sin mis padres elegía un día y juntaba el dinero que me daban en casa cada tarde; así disfrutaba como ‘un señor’, con todo lo que en esa época podía reunir un jovenzuelo de familia media, sin alegrías económicas sino más bien lo contrario, aunque suficiente para pasar una buena noche con los amigos y, después, también con las amigas a muchas de las cuales no las he vuelto a ver aunque me gustaría. Y a ellos también, aunque los he visto bastante más.

En los primeros años del nuevo recinto ya trabajaba en Odiel y no paraba, desde los actos culturales y deportivos de las mañanas hasta las veladas en la Caseta Municipal, más aquella inolvidable etapa de Radio Juventud, durante las que hacíamos entrevistas toda la noche, recibíamos a los notables del momento y terminábamos bailando hasta que el sol se asomaba por encima de la pared que resguardaba la pista para avisarnos de que ya era hora de volver a casa.

¡Qué tiempos! Éramos pocos los periodistas, pero nos llevábamos muy bien todos, de los igualmente escasos medios que había en la ciudad. Y encima fui con los Fernández Contioso vocal de Cultura del Círculo y tuve la oportunidad de compartir mesa y paseo con artistas del momento, como Alberto Cortez por ejemplo, para enriquecer tanto mi currículo profesional como mi bagaje personal.

Ahora, supongo –y sin suponerlo, me lo cuenta mi hermano Ernesto–, todo es diferente, más sofisticada y con actividades que ni imaginábamos en aquella ya lejana época. Hasta el trofeo Colombino de fútbol –del que por cierto nunca he sido pregonero pese a haberlo visto nacer, como tampoco de las fiestas, dicho sea de paso–, es distinto de aquel triangular de sus primeras ediciones y del primer cuadrangular que ganó el Sao Paulo y celebró el triunfo en el viejo Brasil, frente al lateral del Hotel Colón.

En fin, como siempre, nostalgia de Huelva con el deseo de que lo pasen fenomenal. De corazón.